Análisis de Williams: La historia en caída libre...
Comentaremos la temporada 2018 de Williams analizando también los antecedentes de una escudería que lleva dos temporadas en clara involución tras un gran comienzo de la era híbrida. Entre los malos resultados en pista y la clara apuesta por los pilotos de pago hacen a esta histórica escudería una escuadra que ha perdido imagen.
685 carreras disputadas en Fórmula 1. 302 podios, 114 victorias, 9 veces campeones del mundial de constructores y hasta en 7 ocasiones un piloto de sus filas se ha alzado con la gloria. Números que hacen a la escudería Williams, marca que nos toca analizar hoy, como el tercer equipo más laureado de la historia, sólo superada por McLaren y Ferrari. Casi nada. Con tales registros, el respeto y la referencia histórica se hacen de notar en la marca inglesa, pero resulta un arma de doble filo ya que en el deporte grandes resultados exigen más grandes resultados.
Resultados que en lo que llevamos de siglo no se han podido ver demasiado en el equipo con sede en Grove. El último campeonato de Williams fue en 1997 cosechado por Jacques Villeneuve y desde que el millar del año cambió de dígito no se les ve potencialmente capacitados para luchar por el título. Se convirtieron en un equipo de media tabla y hasta en ciertas temporadas luchaban por no ser la cola de la parrilla. En la década presente una victoria de Maldonado dos antes de la llegada de la era híbrida fue el mayor botín cosechado por Williams, que parecía tener la suerte a favor con el cambio en las unidades de potencia. En 2014 los ingleses remontaron el vuelo quedando terceros en marcas y parecía que volverían a la cabeza, una circunstancia que tan sólo duró un par de temporadas. El curso pasado acabaron quintos (posición algo inflada por buenos resultados puntuales) y el retroceso se confirmó en la presente campaña.
Tras la puesta en contexto del equipo en cuestión y con datos en mano de la presente campaña, Williams finalizó el 2018 en último lugar con sólo 7 puntos en el casillero (sólo superan a la ya extinta escudería Force India que perdió sus puntos al ser renombrada como Racing Point). Para hacer a una idea, la temporada anterior en la que ya reflejaban un bajón en cuanto a rendimiento acabaron con 83 puntos y un podio, el de Stroll en Azerbaiyán. Este año con el canadiense y con el ruso Sergey Sirotkin a los mandos pasaron a ser de forma oficial la cola de la parrilla, aunque compartió ese “honor” con McLaren en ocasiones al término de la temporada. Unas memorias más que decepcionantes para una marca con tanta historia dentro de la máxima categoría del automovilismo que pueden llegar a ensombrecer su imagen.
Para más inri las críticas que caían sobre el cielo de Grove también tenían como argumentación la reciente política de Williams sobre su alineación de pilotos, con clara preferencia sobre pilotos de pago. Es evidente que en un equipo de Fórmula 1 el presupuesto es algo vital para su existencia y su evolución, pero es que en esta campaña dos pilotos de pago han compuesto la alineación de la tercera escudería más laureada, siendo Stroll el más “veterano” al ser su segundo curso. Con pilotos de pago contamos con aquellos pilotos que claramente tienen como razón de peso su patrimonio antes que su talento o sus logros obtenidos en otras categorías (que no quiere decir que no tengan nivel para estar en Fórmula 1 ni que tengan las vitrinas con telarañas), y prestarle el timón de este buque insignia a dos jóvenes sin experiencia es sin duda atrevido. El año que viene tras la marcha de Stroll a Racing Point, Kubica verá consolidada su vuelta al Gran Circo sustituyendo al canadiense, con un patrocinador polaco bajo el brazo claro está, así que veremos más experiencia dentro del monoplaza inglés, siendo quizá esa experiencia que falta en Grove para revertir esta situación.