El domingo pasado fuimos testigos de una de esas carreras que marcan la infancia-juventud de quienes están viendo en la F1, un motivo para amar los deportes, y para los aficionados de hueso colorado, una confirmación absoluta de su pasión. Fue un Gran Premio épico, con un triunfo de marquesina por parte de Lewis Hamilton, quien seguramente pondrá este trofeo en sus vitrinas en un lugar muy especial tanto por la gran carrera que dio y que también le hizo sumar su séptimo título de pilotos en la F1.

Magnífica también ha sido la gran demostración de manejo y calidad por parte de Sergio Pérez que demostró por enésima ocasión, su gran talento para sacarle jugo a unos neumáticos que cualquier ingeniero de Pirelli estaría ansioso de hacerle la autopsia, para saber la causa por la cual todavía giraron más de lo esperado. Él junto con Hamilton, les pusieron 48 y 50 vueltas a los intermedios, respectivamente.

Pérez supo mantener la calma cuando la pista se iba secando, y cuando su ingeniero de carrera le preguntaba a media competencia si ya era necesario ir a cambiar las llantas, el mexicano se mantuvo tranquilo cuidando sus neumáticos mientras se tomaba una decisión conjunta, la cual se tomó porque la bandera a cuadros se acercaba. Entrar a pits hubiera sido perder el podio, como ya les había pasado en veces pasadas en esta misma temporada. Sin ir tan lejos, la prueba pasada en Imola les quitó un tercer puesto seguro.

Aguantó la presión de Verstappen, el hombre con el mejor auto para esa pista como se había mostrado desde el viernes; luego aguantó a Albon con una misma maquinaria y que solo le pudo incomodar por un par de vueltas antes de matar sus neumáticos por estar muy cerca del mexicano sin poderlo adelantar, al igual que hizo Max por el doble trompo que le provocó el mexicano. Cerró la carrera sacando el colmillo aguantando hasta el último momento la frenada en la antepenúltima curva para aprovechar que Leclerc, quien le había rebasado antes, errara como se esperaba al ir por la parte sucia sin agarre. Luego cruzó la meta por delante de Vettel, al que solo le faltaron 100 metros o menos para tomar esa segunda posición con neumáticos más nuevos que los del tapatío.

En cualquier otro momento, esta demostración de talento y capacidad, así como de temple y experiencia, hubiera sido una locura en cualquier equipo de media tabla que está muy cerca de pasar a la primera división de la F1, con un auto que solo le ha dado dos podios al equipo esta temporada, pero que sin duda pudieron ser más, tanto para Checo como para su compañero. Esa locura no apareció por ningún lado.

Sí vimos al equipo celebrar en la reja que separa el pitlane del fastlane, sí vimos aplausos y abrazos abajo del podio, pero en la intimidad y por supuesto, en las fotos que el equipo manda al mundo para mostrar la emoción de un podio, hubo actores importantes en el andar del equipo que no aparecieron para celebrar con sus mecánicos y personal, además de con el propio piloto y su equipo de trabajo.

No vimos a Otmar Szfanauer, Director del Equipo, ni a Lance Stroll, compañero de Pérez y con quien supuestamente tiene una muy buena amistad, estar presentes para esa foto. No vimos a Lawrence Stroll tampoco, pero tampoco fue enfocado en todo el fin de semana. Esto solo representa que les incomoda que Sergio les haya dado su mejor resultado. Ese piloto que, con las acciones de no aparecer en esa foto que todos los equipos presumen tras conseguir un podio, parece que quieren que se vaya por la puerta trasera, pero Pérez quiere salir del equipo por la puerta delantera con toda la frente en alto por sus muy buenos resultados en pista. Ese piloto que fue sustituido por un Sebastian Vettel y que actualmente no tiene un equipo para el 2021, de manera increíble.

Racing Point se convertirá en Aston Martin en 2021, y de los puntos que lo tienen ahora en la tercera posición del campeonato, provienen en más de un 66% de los que ha conseguido Sergio Pérez. Agradecimiento por el lado deportivo debería haber, pero, esto es la F1. Esta es la categoría en la que no existen amigos por ningún lado, ni los que piensas que te apoyarán por siempre.

Existen los intereses muy marcados y los favoritismos al por mayor, y lo visto ayer es simplemente una muestra más de que Sergio Pérez incomoda, y mucho, en la F1. Incomoda su talento, incomoda su apoyo económico que durante toda su carrera lo han marcado como un pay driver y que a pesar de los 9 podios en un equipo que nunca ha sido de los tres primeros en la clasificación final de constructores, sigue sin tener el reconocimiento que se merece por su talento.

Incomoda a quienes controlan los hilos en Red Bull para no firmarlo más allá de las relaciones comerciales que se tengan que romper para hacer de la pareja Verstappen-Pérez, la alineación más completa de la parrilla para el 2021, a la cual solo les faltaría un auto capaz de estar a por lo menos medio segundo de los Mercedes. El medio segundo restante lo pondrán el holandés y el mexicano con agallas, experiencia y capacidad, esas características que en Racing Point-Aston Martin, les hará falta para dar el salto como equipo de primera línea en 2021.

¿Que si este podio le da más posibilidades a Sergio de tener un asiento en 2021? Por supuesto, el tema es justamente cuán incómodos están con estas actuaciones por parte de Sergio, aquellos que siguen aferrados a la espera de un milagro que justifique sus decisiones para mantener a un piloto que estuvo, está y estará a la sombra de un Max Verstappen, quien como vimos en Turquía, también le hace falta experiencia para poder concretar situaciones favorables.