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F1 | Tony Brooks, el último ganador de la década de los 50, ha fallecido a los 90 años

El pasado martes fallecía el piloto británico a los 90 años. "El dentista de las carreras", que fue subcampeón del mundo junto. Ferrari en 1959, era el último piloto de la década de los 50. 

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F1  | Tony Brooks, el último ganador de la década de los 50, ha fallecido a los 90 años
Fuente imagen: TW: @FIA

El piloto británico Charles Anthony Standish Brooks, o Tony Brooks, fallecía el pasado martes 3 de Mayo con 90 años. El conocido como “el dentista de las carreras”, debido a sus estudios de odontología en Dukinfield, mientras lo compaginaba con sus primeras carreras en la década de 1950 en Fórmula 1. El británico cuenta en su palmarés con seis victorias en Grandes Premios de Fórmula 1, además de cuatro poles y 10 podiums. 

 

En 1955 debutaba en el Gran Premio de Syracuse como piloto de automovilismo en la Fórmula 1, aunque hasta la fecha Brooks ya había podido participar en un par de eventos nacionales de Gran Bretaña en Fórmula 2, pilotando un Connaught. Aunque hasta el momento, la mayor parte de su tiempo y esfuerzo lo invertía en sus estudios de odontología, que estudiaba en Sicilia. 

El propio Brooks manifestaba que “estaba totalmente absorto en el estudio cuando Connaught me llamó, y todavía estaba inmerso en todo el camino”. 

Probablemente fue una bendición, porque no tuve tiempo de pensar en lo que estaba haciendo, ir a lo que se consideraba el fin del mundo para conducir un automóvil en el que nunca me había sentado, en un circuito en el que nunca me había sentado visto, ¡un verdadero circuito de carretera! Afortunadamente estaba más preocupado por mis estudios”, publicó la propia web de F1. 

 

 

Brooks destacaba precisamente por no encajar en los moldes de los pilotos de la época, diferenciándose de otros jóvenes pilotos como Mike Hawthorn, Peter Collins, Eugenio Castellotti, Luigi Musso y Harry Schell, quienes solían tomar más riesgos. Por este motivo también, Tony Brooks siempre fue un prototipo de piloto que se asemeja más a los actuales que a los de su época, gracias a su gran comprensión y sensibilidad de la parte técnica de los monoplazas. 

Tras un año en blanco junto a BRM, en 1957 “El Dentista” se unía a Stirling Moss en el equipo Vnadwall de Tony Vandervell y conseguía un segundo puesto en Mónaco y en el GP de Gran Bretaña en el Circuito de Aintree, con Stirling al mando, se convirtieron en los primeros británicos con un monoplaza también británico en ganar un Gran Premio del Campeonato del Mundo. Un año más tarde, igualó las tres victorias de Vandervell, a pesar de los numerosos problemas en el chasis, el motor y en la caja de cambios. 

“Creo que nos sentimos diferentes a los demás”, comentó esa temporada Brooks. 

Creo, sencillamente, que fui muy afortunado. Fui bendecido con una habilidad natural y descubrí que conducir hasta el límite de eso era lo suficientemente bueno. Obviamente Syracuse fue un cuento de hadas y me dio una tremenda satisfacción. Pero las paredes no hicieron ninguna diferencia para mí. Paredes, barriles de Silverstone, eran lo mismo en mi mente. En los libros de la mayoría de la gente, era un circuito aterrador. Las carreteras sicilianas no eran buenas entonces. Pero no me preocupaba”, explicó el británico acerca de los riesgos que tomaban los pilotos de F1 en aquella época y la fortuna que tuvo en Syracuse. 

 

 

En 1959 fichó por Ferrari y ganó en Reims y Avus y tuvo la oportunidad de luchar por ganar el Mundial, hasta que en el GP de Estados Unidos fue embestido en la salida por Wolfgang von Trips. Después de esto encadenó otros dos grandes accidentes, uno con BRM debido a un fallo mecánico en Le Mans y el otro en el Gran Premio de Gran Bretaña de 1957 con un Aston Martin.

Tras estos tres infortunios, Brooks se prometió a si mismo no volver a correr riesgos innecesarios debido a un coche defectuoso. 

Ese mismo año, junto a Ferrari quedó subcampeón del mundo, por detrás de Jack Brabham. Brooks estuvo dos años más compitiendo, aunque solo pudo lograr un podium en Watkins Glen. A raíz del fallecimiento de Peter Collins en 1958 en el GP de Alemania y el de Stuart Lewis-Evans en el GP de Marruecos, el británico tomó la decisión de retirarse de la competición. 

 

El presidente actual de la Fórmula 1, Stefano Domenicali, contaba que “formaba parte de un grupo especial de pilotos que eran pioneros y que superaron sus límites en una época de grandes riesgos”.

Lo vamos a echar de menos. Nuestros pensamientos van a su familia en este momento”, declaró Domenicali. 

 

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