F1 | Red Bull - Mercedes - Los argumentos de Domenicalli
La noticia del retiro de Honda, sacudió al mundo de la Fórmula 1 este 2 de octubre de 2020, aunque no tanto al Paddock, que no pareció sorprenderse tanto con el cuarto anuncio de retiro de los japoneses de la competición máxima del mundo. Vale la pena repasar los tres retiros anteriores, porque en todos ellos habrá un denominador común.
La primera vez fue a finales de 1968, luego de 4 temporadas en las que ganaron solamente dos carreras, y la Fórmula 1 se preparaba para un gran cambio, la llegada de los alerones que ya en 1969 generaron autos locos, obligando a una reglamentación que acotara algunos proyectos absolutamente audaces, como poner dos alas a un metro y medio sobre las carrocerías.
La segunda vez que Honda se retiró fue la que dejó los mejores recuerdos. Entraron solo como motoristas en medio de la fiebre del turbo, en 1983, primero con el humilde equipo Spirit por algunas carreras, hasta debutar con Willams en Sudáfrica, la última carrera de ese año. Junto a Williams fueron creciendo juntos, ganando carreras en 1984 y 1985, y peleando el título 1986 y 1987, que finalmente ganaron con Nelson Piquet este último año. Esa temporada también le dieron motores a Lotus, que tenía a Ayrton Senna como piloto, y el paquete fue apropiado por Ron Dennis en 1988, cuando McLaren se quedó con el brasileño y los motores japoneses, dejando a Williams con un modesto Judd en su lugar. Honda ganó consecutivamente los campeonatos de 1986, 87, 88, 89, 90 y 91 como motor del constructor campeón, y los títulos de Pilotos del 87 al 91. Pero la muerte de Soichiro Honda, su fundador, en 1991, precipitó el final de la era, y aunque habían pasado de los V6 turbo a los 10 y 12 cilindros atmosféricos, anunciaban su retirada en Monza, apenas 3 carreras antes de fin de año, dejando a McLaren y Senna con un motor Ford V8 cliente para 1993.
Las razones de aquella retirada son curiosas y vale la pena repasar. “El mundo del automóvil está cambiando, los autos del futuro deberán ser más ecológicos, consumir menos y no necesitarán ser tan veloces”, decía Nobuhiko Kawamoto, nuevo Presidente de Honda. Cualquier parecido con 2020 podría o no, ser pura coincidencia, aunque también decía que habían ganado cinco títulos de pilotos con Piquet, Senna y Prost, seis de constructores con Williams y McLaren, y 15 de 16 carreras en 1988. “Hemos ganado todo, es tiempo de dar el próximo paso. Quizás volvamos a la F1 en algún momento, pero no será en los próximos años”. Aquí no hay correlación con 2020, claramente.
En el medio de aquella exitosa década del 83 al 92, hubo otro regreso. Primero como motorista del equipo BAR (British American Racing) en el año 2000, y desde 2006, como equipo Honda. Solo lograron una victoria con Jenson Button en Hungría 2006, y a finales de 2008, ante la crisis económica mundial, se fueron rápidamente de la Fórmula 1, con el sabor amargo de no haber cumplido su misión al regresar.
La historia reciente la conocemos. Apostaron todo al desarrollo de motores híbridos, un nuevo desafío tecnológico, y lo hicieron con McLaren, su antiguo y exitoso socio. Pero las cosas no fueron bien entre ellos y Honda dio un volantazo apostando a largo plazo con Red Bull, primero con Toro Rosso en 2018, y ya con Red Bull desde 2019.
El punto en común que podríamos encontrar en las cuatro salidas de Honda es solo uno, y es circunstancial. Por sobre las excusas o explicaciones que se den en uno u otro caso, lo que pasó es que Honda se fue en 1968 por un cambio de reglas inminente, en 1991 luego de la muerte del principal defensor e impulsor del programa de F1, ante un mundo que cambiaba en relación al uso del automóvil, en 2008, ante una crisis económica global que obligaba a redefinir los proyectos más costosos, y ahora, en 2020, ante un congelamiento de reglas con las que no han podido ganar a pesar de una gigante inversión, y un mundo que otra vez, envía señales de ir en otro rumbo. Los motores híbridos que conocemos como Unidad de Potencia, simplemente son costosísimos, sumamente complejos, y no transmiten el mensaje de ecología que el público debería recibir, por lo tanto, la inversión no parece tener relación con el beneficio que genera. Pero por sobre todas las cosas, Honda no ha podido darle a Red Bull, el mejor chasis, y a Max Verstappen, el mejor piloto joven, la certeza de poder pelear un campeonato mano a mano con Mercedes y Lewis Hamilton. Entonces, semejante inversión, que sí se podría aprovechar para mostrar la tecnología y el compromiso de Honda con el medio ambiente y la eficiencia, si ganaran frecuentemente, no parece justificarse.
La teoría de programar algo y conseguirlo, cuando se ve afectada por circunstancias ajenas, se rompe. Honda, como buen japonés que es en su filosofía, proyecta y ejecuta. Traza un plan, y a sus tiempos, que a veces son muy extensos, llega a la meta. Si cambian algo, y eso afecta su proyecto, simplemente levantan las cosas y se van.
Dicho esto, y con la anécdota de las razones de Honda a un lado, veamos qué pasa en la Fórmula 1 a partir de este movimiento.
Quedan tres fábricas que proveen motores. Mercedes, Ferrari y Renault, para diez equipos.
Mercedes tiene para 2021 su propio equipo, Aston Martin, Williams y McLaren.
Ferrari tiene su equipo, Alfa Romeo y Haas.
Renault solo tiene su propio equipo.
Lo más lógico sería que Renault sea el proveedor otra vez de Red Bull y Alpha Tauri. Pero como la relación entre los franceses y los austríacos terminó muy mal, bien podría ser otra la solución que para dejar a todos contentos y no forzar un vínculo que ante el primer cortocircuito, podría acabar volando por los aires. Y ese trabajo, si Horner y Marko no consiguen resolverlo por su cuenta, recaerá en el recién llegado, Stefano Domenicalli, a través de Liberty Media.
Además, si finalmente Renault tuviera que terminar poniendo sus UP en los Red Bull y Alpha Tauri, tendremos que escuchar la opinión de Fernando Alonso. Que ha sido él quien consiguió los inversores que le den continuidad al equipo de Enstone, y ante el mismo motor, sabe que padecería tener a Newey y Max en la vereda de enfrente. Demasiadas contras para revivir el equipo que le dio 4 títulos a Vettel.
¿Cuál sería esa solución?
Qué Mercedes le dé un motor a Red Bull dejando un equipo de los actuales para mantenerse con los cuatro que tiene (deberían ser Williams o McLaren), que Ferrari le dé un motor a Alpha Tauri dejando un equipo de los que tiene (solo puede ser Haas), y que Renault les provea UP a esos equipos que salen de su status quo actual.
¿Y por qué tiene que ser Mercedes el que le dé motores a Red Bull y no Ferrari?
Porque en Red Bull corre Max Verstappen, que es la estrella del equipo, y que si bien tiene contrato hasta finales de 2023, tiene también una cláusula de salida anticipada si no tiene herramientas para pelear el campeonato, entre ellas, un motor de primer nivel. Honda no era de primer nivel, podrán decir los críticos, pero era exclusivo de ellos, trabajando con un compromiso y calidad de recursos para serlo. Era una apuesta. En cambio, Ferrari es una realidad, no tiene ni siquiera un motor para pelear con Honda y Renault en este momento.
Claro que así como primero supimos del cambio de figuras de Liberty Media sacando a Chase Carey por Stefano Domenicalli, y una semana después del retiro de Honda, todavía podríamos desayunarnos con una “legalización” del motor Ferrari 2019, que entonces justifique confiar en los Cavallinos Rampantes para 2021, pero aun así, la pelea Horner-Binotto de 2019, y las declaraciones de Max al respecto del motor Ferrari, podrían no ser el ámbito perfecto para esa unión técnica.
La realidad es que Verstappen necesita tener un motor que le permita luchar por el campeonato, Red Bull necesita tener a Verstappen de piloto, y la Fórmula 1 necesita a ambos bien arriba, para discutir con Mercedes y Ferrari, con Hamilton y Leclerc. A todos les conviene, salvo a Mercedes, pero también es tiempo que Wolff & Cia, resignen algo en virtud del beneficio común del deporte. Quizás Carey no lo podía convencer. Quizas Domenicalli, sí.
Bernie quizás ya le hubiera dicho: “O le das un motor Mercedes a Red Bull, o el auto de Bottas a Verstappen, vos elegís”.
¿Y Red Bull haciéndose cargo de las UP Honda y seguir con sus propios motores?
Mucho costo, mucho desarrollo, y mucho tiempo, todo bajo las mismas urgencias. No parece tener sentido que se embarquen en semejante empresa, ya que ellos venden resultados deportivos, y con un equipo de Fórmula 1 y Verstappen de piloto, lo tienen. Si ganaran con sus propios motores, sería un triunfo de una tecnología que Red Bull no aplica para su producto, bebidas energéticas. Si en cambio, no ganaran, sería un despilfarro de dinero que les traería mala imagen. Al fin y al cabo, venden bebidas energéticas y la tecnología híbrida y las emisiones ambientales, no tienen relación alguna con su producto. Es más barato pagar los mejores motores, que igualmente las victorias redundarán en un beneficio de marketing de los toros rojos.
Autor: Diego Zorrero
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