Marc Márquez de nuevo histórico en MotoGP
El de Cervera consigue su séptimo título mundialista, el quinto en la categoría reina, así ha sido la temporada 2018 hasta llegar a ser Campeón del Mundo, un camino nada fácil para el 93...
7 títulos mundiales con tan sólo 25 años de edad, 5 de ellos en la categoría reina del mundial, esa con la que todos los pilotos sueñan un día alcanzar.
Iguala a Doohan en títulos dentro de Honda, es el piloto con menor edad en conseguir la friolera de 7 títulos mundialistas y, a su misma vez, 5 en MotoGP.
Como vemos, unos números escalofriantes que nos dan a ver el gran potencial que tiene el de Cervera, pero este séptimo título no le ha caído del cielo; el de Honda ha tenido que pasar situaciones un tanto complejas a lo largo de toda la temporada para verse hoy en el olimpo del motociclismo, con ese título bajo el brazo por el que todos luchan sin fin, dando igual las condiciones físicas, psíquicas, externas… sólo importa ese objetivo, el que hoy Márquez ha alcanzado gracias a su perseverancia y, sobre todo, a su buen hacer.
Hay varios aspectos que han servido de condicionantes: los rivales, las caídas, las mejoras de la moto, el equipo, los distintos circuitos donde se ha disputado cada una de las pruebas que componen el calendario mundialista y un sinfín más que, aunque sean pequeños detalles, suponen pinceladas de complejidad para el que hoy podemos nombrar “campeón del mundo”.
La temporada comenzó con una lucha que quedó pendiente desde el año pasado entre Dovizioso y Márquez; Ducati y Honda luchando, una vez más por un título. A la fiesta se fueron uniendo cada vez más pilotos: Lorenzo, en busca de su sexto título que, desgraciadamente quedó por el camino tras un cúmulo de infortunios (caídas, carreras sin disputar a consecuencia de lesiones…). Por otro lado, Rossi y Viñales también han estado ahí aunque en la distancia pese a no ser el mejor año para Yamaha.
Es evidente que el de Cervera cada vez se ha ido sintiendo más cómodo en su Honda, solventando todos aquellos problemas que se le ponían por delante con la gran ayuda de su equipo porque sin ellos, nada de esto se hubiera hecho realidad. Horas y horas de trabajo milimétrico, de perfeccionamientos para conseguir que tanto la moto como el piloto fueran lo mejor de toda la parrilla, temporada de lucha, de superar barreras… en definitiva, una temporada llena de momentos tanto buenos como malos que ha culminado en una placa más a nombre del grande de los Márquez, ese que desde pequeño soñaba ser como su ídolo; como Dani Pedrosa y ahora, todos los niños quieren ser como él, por su fuerza tanto dentro como fuera de la pista y por demostrar que aunque las cosas se pongan difíciles, siempre hay que luchar hasta el final.
Las caídas también supusieron un golpe de realidad: infinidad de caídas tuvo el portador de la corona, aunque sí es verdad que muchas de ellas fueron en entrenamientos libres, por lo que no fueron tan importantes y decisivas como lo hubieran sido en carrera o clasificación. Sea como fuere, tras ellas hay un gran trabajo de volver a ponerlo todo en su lugar para volver a pista y seguir quitándole tiempo al tiempo como si nada de eso hubiera pasado.
Marc es un piloto que, cuando se sube a la moto, la concentración y la agresividad a la hora de disputar una carrera le caracterizan, a la misma vez que los movimientos planificados, perfectos, como pinceladas sobre el lienzo; con gran precisión, estudiados al milímetro para que el resultado sea una auténtica obra de arte. Es todo ello lo que hoy le ha convertido en campeón del mundo una vez más aunque, como anécdota, hemos de decir que las lesiones que no se hizo en caídas, se las ha hecho en la celebración de su séptimo título, y es que fue en un abrazo con Redding donde el de Cervera, con la efusividad de la celebración, se ha dislocado el hombro.
Aquí está el ansiado séptimo título, reconocimiento a tanto trabajo bien hecho. Ahora, la posición más deseada ya está decidida, y lleva el nombre del piloto con la risa más sonora de todo el Paddock.
Enhorabuena, Marc.