El susto mayor fue en MotoGP cuando la moto de Morbidelli, luego de un toque con Zarco salió despedida como un misil hacia la curva 3 y pasó a centímetros de Maverick Viñales y Valentino Rossi.  Un milagro, una situación fortuita que esta vez terminó con un “buen final”, pero que podría haber tenido consecuencias muy graves para la salud de los pilotos.

El saldo del fin de semana para Dorna Sport, deja una situación que es para analizar con profundidad, más aun teniendo en cuenta que en pocos días se volverá a correr en el mismo escenario el Gran Premio de Estiria. Si bien el circuito fue aprobado por la Federación Internacional del Motociclismo con las normativas correspondientes para el campeonato del mundo, hay cuestiones perfectibles y que se tendrían que solucionar o buscar una forma de reducir los riesgos.

Uno de los principales factores de riesgo en el Red Bull Ring es la velocidad, pero no es algo que sea excepcional de Austria. También otros circuitos como Mugello o Phillip Island son veloces, pero con zonas donde las vías de escape cumplen funciones que en Austria parecen fallar. Las banquinas asfaltadas que para el automovilismo se convirtieron en materia corriente, hacen que las salidas de pista sean mucho más  veloces para los pilotos de motos que siempre están mucho más expuestos.

Otro punto de riesgo es el cambio de altitud que tiene el trazado austríaco y las puntos ciegos como el de la salida de la curva 1 donde se produjeron los accidentes de Bastianini y de Toba. Allí los pilotos se ven en una encrucijada donde tienen que tomar decisiones en cuestiones de milésimas y cuando se trata de pelotones ajustados, puede resultar muy riesgoso.

No se trata tampoco de hacer leña del árbol caído. Es fácil sacar conclusiones después del diario del lunes, pero con la situación a la vista y teniendo en cuenta lo sucedido, nunca está de más que las autoridades correspondientes tomen cartas en el asunto y se refuercen las medidas para minimizar los riesgos propios de un deporte como el motociclismo.