Penúltimo fin de semana de Grandes Premios antes de que suene la traca que pondrá punto y final a la temporada 2019 de MotoGP; penúltimo gran premio y oportunidad que Álex Márquez no ha querido desaprovechar para hacerse con el título de su categoría: Moto2.

Ha sido un año muy complicado para el de Cervera; han trabajado muy duro, día a día; carrera tras carrera para poder estar en la posición que ha acabado, la que le acredita como campeón mundial de la categoría intermedia; la que le acredita como el mejor del mundo entre tantos y tantos pilotos que perseguían el mismo sueño que él.

Han pasado 5 años desde que el pequeño de los Márquez consiguió su primer y único título mundialista, el de Moto3 en 2014, y ahora, en Sepang consiguió por el que tanto ha luchado; se hizo de rogar, y es que el joven piloto desde que subió a la categoría reina ha pasado muchas penurias: gran cantidad de caídas, lesiones, problemas mecánicos… un gran cúmulo de mala suerte que hacían que “el pistolas” (su mote por el paddock) estuviera en el punto de mira, ya que se tenían grandes miradas puestas en él por ser “el hermano de”.

Pero sin lugar a dudas, este campeonato lo ha ganado él; él y su equipo, demostrando el gran talento que guarda el joven piloto, el cual está en cierta desventaja si lo comparamos con el resto de sus rivales, pero también compañeros: su altura, (pues mide 1’80 m) le hace difícil el adaptarse a la moto, diseñada generalmente para pilotos de menor estatura, por lo que a la hora de manejarla es más complicado para él que para muchos de sus rivales.

Podríamos decir que su peor año fue el primero en el que entró en Moto2, donde acabó en catorceava posición, aunque el siguiente estuvo realmente marcado por las caídas, viéndose obligado a abandonar 7 carreras en esta temporada entre dichas caídas y problemas mecánicos. Pero no todo iba a ser malo, y es que este año se ha hecho con 5 victorias, a lo que podemos sumar dos segundos puestos y tres medallas de bronce, por lo que ha sumado gran cantidad de puntos. Únicamente dos carreras no las ha podido acabar y otra más, la disputada en el circuito de Jerez, acabó fuera de los puntos por una caída, en la cual cogió la moto para poder rascar algo, aunque fuera mínimo. Como vemos, son fallos que el propio piloto se ha podio permitir, pero sin dormirse, dando siempre el máximo de sí mismo para conseguir lo que tanto tiempo lleva soñando: volver a ser campeón del mundo, esta vez de la categoría intermedia.

El año que viene, el pequeño de la familia Márquez sigue sobre la misma moto; en la misma categoría, dispuesto a repetir el triunfo nuevamente para subir cubierto de gloria a MotoGP, donde se verá las caras con un rival muy especial: su hermano Marc, con el que hemos de admitir, nos morimos de ganas de verlo pilotar y, por qué no, de que nos regalen algún que otro pique… ¿quién sabe si será la persona que le pare los pies al 8 veces campeón del mundo?

Si algo podemos decir de Álex es que con el paso del tiempo hemos podido ver una gran madurez en él; ha ganado paciencia, confianza y no ha perdido las ganas pese a que como él mismo comenta, hay mucha gente que ha intentado pararle los pies, aunque ha sido un intento frustrado; nadie puede con un campeón de tal calibre.

Todos sabíamos de su talento; el propio Marc, eufórico por la victoria de su hermano pequeño ha comentado que: “Ahora es Álex Márquez, ya no es “el hermano de...””. y es que las comparaciones a las que ha tenido que enfrentarse Álex son odiosas; el 73 de la parrilla es un campeón, con todas las de la ley y así lo ha demostrado. A todo esto le hemos de sumar el nuevo reconocimiento que han conseguido ambos: ser los primeros hermanos en ganar un título el mismo año, algo que consiguieron en 2014 y que han vuelto a revalidar esta temporada, siendo algo maravilloso para una familia de campeones como es la suya; ambos suman 10 títulos mundialistas… ¡y los que les quedan por conseguir aún!

Sólo nos queda decir ¡Enhorabuena Álex, que sigas cosechando títulos y demostrando el gran talento que tienes!