La historia se escribe poco a poco. Ya sea en deporte, en política, en ciencia, o en el mundo del entretenimiento. Despacio, y sin que los que la vivimos día a día nos demos especial cuenta de ello, las hazañas o proezas de este tiempo serán ensaltadas y recordadas en un futuro no muy lejano, como ahora hacemos con la época gloriosa de Ferrari a comienzos del siglo XXI. Mercedes y Hamilton están arrasando. Se podría decir más alto pero no más claro. Los hombres de la marca de la estrella han cogido el timón de la Fórmula 1 desde la entrada de la era híbrida, en 2014, y no parecen querer soltarlo.

La escudería alemana ha encadenado cinco mundiales de constructores seguidos (2014-2018), uno menos por el momento de los que consiguió Ferrari entre 1999 y 2004. Por otro lado, Lewis Hamilton se ha hecho con el título de pilotos en 2014, 2015, 2017 y 2018, perdiendo la temporada 2016 contra su compañero de equipo, Nico Rosberg. Es decir, Mercedes ya ha igualado los campeonatos mundiales de pilotos consecutivos de la era del gran Michael y su imbatible Ferrari. “Schumi”, tras unas primeras temporadas decepcionantes con la marca italiana, se hizo con cinco títulos consecutivos desde el año 2000 al 2004, mientras que con este título de 2018, Mercedes ha sumado también el quinto consecutivo, aunque haya sido con el pequeño apunte del mundial de Rosberg de por medio. Honestamente, creo que debemos poner este hecho en perspectiva, porque estamos viviendo una de las eras más arrolladoras de la Fórmula 1 por parte de un equipo y me da la impresión que no se valora lo suficiente.

Los números de Mercedes son de otro mundo. En el diccionario de sinónimos, al lado de “hacer las cosas bien”, deberían empezar a considerar introducir el término “Mercedes AMG Petronas”. En el año 2016 superaron el record de mayor número de victorias en una misma temporada (19 de 21). Si bien es cierto que este hecho está claramente beneficiado por la actual composición de los campeonatos, que cuentan con más grandes premios que antiguamente, hacerse con más de un 90% de las victorias en un año sigue siendo una cosa de locos. Sus rivales atemporales, el equipo Ferrari de la temporada 2002, logró 13 de 15 victorias, viendo como líderes la bandera de cuadros en un 87% de las pruebas. En cambio, el mayor porcentaje de carreras ganadas en un mismo año pertenece a la escudería McLaren Honda de la temporada 1988. En ese curso, Alain Prost (7) y Ayrton Senna (8) se hicieron con 15 de 16, o lo que es lo mismo, el 94%.

Está claro que Mercedes ha entrado en el olimpo de la Fórmula 1 por la puerta grande. En su regreso, tras unos primeros cuatro años algo dubitativos o inconsistentes (2010 – 2013), han batido los records de escuderías míticas, como por ejemplo el ya citado dominio de McLaren Honda de 1988 a 1991, el innovador Williams entre 1992 y 1994, el Ferrari de Niki Lauda entre 1975 y 1977, o más recientemente, la nave espacial que era el monoplaza de Red Bull entre los años 2010 y 2013.

Pero todo esto ya es pasado para la escudería de la estrella. En 2021 habrá un cambio radical en la normativa de la FIA, pero hasta entonces, los hombres de Mercedes tienen la posibilidad de convertirse en la dinastía más grande de la historia de la Fórmula 1. Seguro que Lewis Hamilton quiere formar parte de ello. El insaciable piloto británico está hecho para grandes hazañas, y no querrá dejar pasar la oportunidad de formar parte de una así.