La impresionante estadística del equipo de la estrella no ha dejado a nadie indiferente en el mundo de la Fórmula 1: Nunca han participado en un Gran Premio de Fórmula 1 sin contar con uno de los tres grandes de la competición. Los tres grandes, respecto al número de títulos, son Michael Schumacher, con 7 campeonatos logrados en los años 90 y a principios de los años 2000 con el dominio de Ferrari; Juan Manuel Fangio, que logró 5 títulos en los años 50, a partir de 1954 encadenó cuatro consecutivos, los dos primeros de estos cuatro fueron de la mano de Mercedes; y ahora Lewis Hamilton, que ha conquistado su quinta corona con el equipo alemán y ha llegado a este Olimpo de los dioses de la Fórmula 1.

Fangio llegó a la escudería Mercedes en la temporada 1954. El argentino había firmado un contrato que lo vinculaba con el equipo alemán durante toda la temporada. Sin embargo, un retraso en su fabricación (recordemos que era la primera temporada de Mercedes en Fórmula 1) obligó al piloto argentino a buscar una segunda opción para el principio del campeonato y así no perder los puntos de las primeras carreras que más tarde le servirían para convertirse en bicampeón. Por ello, Juan Manuel corrió para el equipo Maserati las primeras dos carreras de la temporada, con quienes lograría las dos victorias en las dos pruebas que participó, en Argentina y Bélgica. Para el GP de Francia, Fangio correría con el conjunto de Mercedes, con quienes lograría la primera de las 10 victorias que cosecharía con el equipo de la estrella entre las temporadas 1954 y 1955. Tras dos años de competición, el conjunto de Mercedes decidiría abandonar la Fórmula 1, a causa del accidente de Le Mans en 1955, donde falleció un piloto junto a 82 espectadores. El accidente fue tan terrible que varias marcas, incluida Mercedes, decidieron  abandonar los deportes de motor al término de esa temporada. Fue por ello la desaparición del equipo de la estrella de la Fórmula 1 hasta 2010.



Con la base del Brawn GP del 2009, que había logrado tanto el título de pilotos como el de constructores, Mercedes decidió comprar el equipo campeón y, con él, traer al piloto más laureado de la historia: Michel Schumacher. El equipo de la estrella hizo al Káiser replantearse su retirada y hacerle volver a los circuitos durante las temporadas 2010-2012. Fue un gran impacto mediático, que también les hizo ganar varios patrocinadores. El alemán volvía a la Fórmula 1 de la mano del equipo campeón el año anterior, lo que generaba una gran expectación de cara a ese posible 8º título a modo de redención del título perdido en 2006 frente a Fernando Alonso. Sin embargo, a diferencia de 1954, el retorno fue complicado: problemas de fiabilidad, bajo rendimiento del motor y del chasis, los "trucos" que usó el Brawn GP de la anterior temporada para triunfar quedaron prohibidos... Mercedes no pudo conseguir un coche medianamente competitivo hasta la temporada 2012 donde por fin lograron la victoria, pero de la mano del segundo piloto Nico Rosberg. Schumacher se retiró por segunda vez en 2012 sin lograr un campeonato, ni una sola victoria.

Acabada la temporada 2012, Hamilton atravesaba un mal momento con McLaren: No eran competitivos, se quedaban detrás de Ferrari y Red Bull año tras año y la desmotivación del británico le llevó a plantearse su retirada al término de ese mismo año. Sin embargo, Mercedes, con el asiento que dejó Schumacher libre, convenció al británico de incorporarse a su proyecto. 2013 fue el año de adaptación para Hamilton a un nuevo equipo, y 2014... su bicampeonato. A partir de aquí la historia nos la sabemos todos: cuatro títulos para Hamilton en seis temporadas, y el que perdió, salvando el de 2013, se decantó para su compañero de equipo de 2016, Nico Rosberg. Un palmarés increíble para el británico, y también para Mercedes, que siempre han tenido a uno de los tres grandes en sus filas.