Las órdenes de equipo han estado presentes desde la existencia misma de la Fórmula 1. Algunas más conocidas que otras, formando parte importante en la historia de la competición, como por ejemplo en Austria 2001, cuando Jean Todt (por aquel entonces director del equipo Ferrari) ordenó al brasileño Barrichello dejarse pasar por el “káiser”: “Rubens, última vuelta, deja pasar a Michael por el campeonato”, frase que lo acompañará toda su vida. Al igual que su compatriota Massa nunca olvidará: “Fernando es más rápido que tú, ¿has comprendido el mensaje?”, esta última encubierta sutilmente por la prohibición de las órdenes de equipo, abolida en la siguiente temporada.

Tras cada orden se genera el debate de volver a prohibirlas o si son  “moralmente” incorrectas. Hay que recordar que la Fórmula 1 es un deporte de equipo donde la escudería tiene un interés obvio por estar lo más arriba posible en la clasificación de constructores, pero ningún piloto quiere perder ante su compañero, y más si luchan por el título mundial. Una situación compleja que obliga a la escudería a tomar una decisión, tener preferencia sobre un piloto o dejar que se cree una guerra innecesaria, como el caso Alonso-Hamilton en McLaren.

Muchos creen que estas situaciones eliminan dolores de cabeza, pero no es así. Incluso puede desarrollarse una confrontación peor entre compañeros que hasta puede aflorar años más tarde. Solo hace falta ver como acabó la relación entre Vettel y Webber en Red Bull (mucho más tensa desde el famoso “multi-21” de Malasia en 2013) o las denuncias por parte de Barrichello en la prensa por lo sucedido en Austria, pero esta vez en 2002 -se dejó pasar por Schumacher en la recta final y en la última vuelta- alegando que le habían amenazado por radio con revisar su contrato si no cumplía la orden.

La última polémica ha salpicado a la escudería de la estrella cuando Bottas se dejó pasar por Hamilton en Sochi. El tetracampeón añadió una victoria más a su palmarés, mientras Bottas atropellaba el cartel de segundo lugar en el parque cerrado y se le veía con gesto serio en el podio. El director de Mercedes, Toto Wolf, declaró sentir preocupación por que la orden de equipo suponga un “revés mental” para el finlandés.

Aunque algunos no lo recuerden, en el  loco Gran Premio de Alemania de este año, Mercedes ordenó al finlandés no atacar a Hamilton tras el Safety Car.  Aun así, aguantó y no rechistó, o eso pareció, mientras en Rusia ocurrió todo lo contario. Si en Mercedes se siguen imponiendo las órdenes de equipo veremos a un Hamilton sonriente y a un Bottas al que le podría explotar su rabia o desmotivarle aún más.

Un enfrentamiento que volvería a poner patas arriba a Brackley. El equipo no calmó con éxito la tensión vivida en la época Hamilton - Rosberg y sería una prueba de fuego gestionar una nueva guerra. ¿Explotará Bottas? En el caso que explotase... ¿Permanecería en la escudería? Preguntas cuyas respuestas parecen claras, pero en la Fórmula 1 todo puede cambiar en unas décimas de segundo.