Honda dice adiós a la Fórmula 1. Se marcha dejando una última etapa en la categoría reina con muchos más momentos malos que grandes recuerdos, dejando a un equipo Red Bull desamparado y obligándolo, más que previsiblemente, a volver arrodillado a las puertas de su antiguo suministrador de motores pidiendo perdón y una nueva unidad de potencia. 

Tras su marcha en 2008 como equipo oficial, la estructura de Sakura volvía en el año 2015 al Gran Circo para unirse a McLaren como motorista y poder desarrollar esta nueva tecnología de motores híbridos que había entrado en vigor un año antes. Una alianza mítica, con grandes recuerdos, grandes nombres y grandes éxitos que marcaron época en la historia de este deporte y que aún hoy se reconoce como uno de los equipos más dominadores de la Fórmula 1. 

 Esta renacida unión llegaba tras el divorcio entre el equipo de Wokingy Mercedes, con el objetivo de devolverlos a la senda del triunfo, con la moral muy alta y con muchas y grandes promesas. Fueron todos estos cantos de sirena los que consiguieron poner el listón muy alto, y convencer a nombres como el del propio Fernando Alonso de unirse al proyecto y ganar casi al instante. 

Por desgracia para todas las partes, estas promesas no llegaron a muy buen puerto. Nada más empezar la temporada, quedaba patente que se había menospreciado el trabajo realizado por los demás motoristas, no se había tenido suficientemente en cuenta el año de desventaja en el conocimiento de esta nueva tecnología, y el rendimiento de la unidad de potencia sólo estaba al mismo nivel que la fiabilidad, un nivel bastante bajo para las exigencias de la categoría reina. 

Este déficit de potencia y fiabilidad fue arrastrado durante toda la campaña y gran parte de la temporada siguiente. Fue a finales de 2016 cuando parecía que los nipones y los británicos empezaban a entenderse, y los resultados empezaban a llegar, aunque fuera en la lucha por puntos de manera asidua.  

Sin embargo, y a pesar de las mejoras, desde Sakura alegaron que el concepto de su unidad de potencia no daba más de sí, y tras aquella temporada, hubo un rediseño en la estructura del motor que, lejos de ayudar a dar el paso definitivo con los mejores, prácticamente retrocedió en rendimiento y en potencia a partes iguales hasta posiciones parecidas a las del inicio de esta etapa. 

Para entonces, las relaciones con McLaren estaban ya muy rotas, y las acusaciones mutuas eran continuas. El equipo inglés decidía romper el acuerdo de alianza con los nipones y emprender un nuevo camino con Renault. Honda por su parte, firmaba con Toro Rosso para la temporada 2018, buscando un año de tranquilidad para desarrollar su nuevo concepto de unidad de potencia, con menos presión que con su anterior socio y con las miras puestas en ser el suministrador del hermano mayor Red Bull en 2019. 

Tiempo después de esta ruptura se vería que era tan culpable del bajo rendimiento el motor japonés como el monoplaza de McLaren, y en especial la lucha de conceptos que nunca llegó a buen puerto. 

Con la tranquilidad del equipo de Faenza empezaron a mostrarse los frutos del trabajo de los cuatro años que ya llevaban en Fórmula 1, consiguiendo una inesperada cuarta posición en la segunda carrera de la temporada, y manteniendo un rendimiento decente para los recursos de los que disponía Toro Rosso. 

Una vez terminada la temporada de transición, llegaba la etapa con Red Bull y el retorno a la lucha por objetivos más grandes. En su nueva asociación con los austríacos, los resultados empezaron a llegar, logrando en este mismo año tres victorias a manos de Max Verstappen, si bien es cierto que el nivel del Red Bull se mostraba muy similar al obtenido con los anteriores motores franceses, tercero en discordia en términos de rendimiento, aunque con el holandés en estado de gracia consiguió colocar su monoplaza tercero y detrás de los dos Mercedes en la clasificación final del campeonato. 

2020 parecía, una vez más, el año en el que se daría el salto definitivo para luchar contra la todopoderosa Mercedes a lo largo de todo el año. Sin embargo, y una vez más, los alemanes se han encargado, a base de cabeza baja y buen hacer, de volver a dominar con mano firme durante todo lo que llevamos de campeonato. 

Honda volvía a quedar estancada en la promesa a pesar de su gran mejoría, y Red Bull empezaba a impacientarse y a lanzar sus famosos dardos a todo lo que no aporta todo lo que ellos buscan. 

Finalmente, y en lo que supuestamente es una reestructuración de los objetivos de la marca, en su búsqueda de la huella de carbono 0, han decidido abandonar la inversión millonaria que supone la Fórmula 1 y buscar su futuro por otro lado. 

La etapa de los japoneses en este deporte vuelve a cerrarse, al término de la temporada 2021, sin conseguir los objetivos tan esperados y tantas veces prometidos, y dejando en un dilema a la escudería de las bebidas energéticas. Al igual que cuando dejaron Renault, se van a encontrar un problema importante a la hora de encontrar suministrador de unidades de potencia. 

Es más que obvio que Mercedes y Ferrari van a vetar esta unión. No sería muy inteligente dar un motor a quien técnicamente puede superarte. La única opción viable es Renault, ya sea por negociación o por obligación, ya que el Reglamento dicta que, en caso de encontrarse algún equipo sin suministrador, será tarea del motorista que disponga de menos clientes disponga el ofrecerle sus unidades de potencia. 

Sin embargo estas negociaciones pueden ser muy tensas y cargadas de cierto rencor después de las múltiples críticas que propinaron los austríacos contra la marca del rombo en sus últimos años de asociación.