La magia de la Fórmula 1 volvió a brillar en el mítico circuito de Monza tras muchos y monótonos años de carreras predecibles capitaneadas por los Mercedes, la categoría reina del motor nos proporciona una carrera deslumbrante que quedará guardada en los anales de este deporte, una carrera que volvió a emocionar y entusiasmar a los aficionados, en la que la lucha por la victoria se mantuvo hasta la última vuelta, siendo la diferencia de tiempo entre el ganador y el segundo clasificado de tan solo 0.415 segundos. Esas son las carreras que nos gustan y que por desgracia no podemos disfrutar con demasiada frecuencia.

Es cierto que los Mercedes han hecho un trabajo magnífico temporada tras temporada, nadie puede negarlo, pero también es cierto que su impenetrable hegemonía nos ha robado la emoción de las carreras durante demasiado tiempo y es que, si no hubiese sido por su ausencia, gracias a un cumulo de circunstancia, no hubiésemos podido disfrutar de la gran obra maestra que fue el Gran Premio de Italia.

Pierre Gasly se convirtió en la estrella del día. La diosa de la fortuna le llevo a encabezar un Gran Premio un poco distópico, pero la tenacidad y una gran demostración de conducción magistral carente de fisuras, llevaron al piloto francés a hacerse con la primera victoria de su carrera. Una victoria que debería llevar al equipo Red Bull a replantearse su alineación de pilotos, que sí bien degrado al piloto francés a mitad de temporada en 2019, esta temporada ha logrado demostrar una conducción más madura y quizás podría mejorar los resultados que está consiguiendo Alex Albon que pecan de ser demasiado discretos.

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Por otro lado, tenemos al piloto español, Carlos Sainz, que dio lo mejor de sí mismo durante todo el fin de semana. Consiguió un espectacular tercer puesto en la clasificación, justo por detrás de los Mercedes. Luego el domingo en la carrera consiguió colocarse en la salida en la segunda posición, justo por detrás de Lewis Hamilton. Sin embargo, la mala suerte le llevo a partir desde la sexta plaza en la segunda salida del Gran Premio tras el período de bandera roja provocado por el accidente de Charles Leclerc. No obstante, el piloto madrileño no se achanto y consiguió remontar hasta la segunda posición, que pudiese haber sido la primera si la carrera hubiese durado unas cuantas vueltas más. Fue realmente esperanzador escuchar sus mensajes de radio en los que el equipo le aconsejaba no tomar riesgos innecesarios y el español respondía: "Quiero esa victoria".

Sin duda alguna esa ambición sumada al talento y trabajo constante podrán llevar a Carlos Sainz muy lejos. De momento el año que viene ira a Ferrari a una escudería con una larga historia de victorias que solo han servido para aumentar la decepción de su nefasto rendimiento esta temporada, lo que ha provocado cierta inquietud en los seguidores del piloto español; y es que la actuación del equipo italiano en el Gran Premio de casa fue desoladora. Ninguno de los dos Ferrari logró cruzar la línea de meta bajo la bandera a cuadros. El primero en abandonar fue Sebastian Vettel, su monoplaza tuvo problemas de fiabilidad con los frenos en la vuelta siete. Diecisiete vueltas más tarde Charles Leclerc impactaba contra las barreras de protección del circuito en un fortísimo accidente que provocó la bandera roja. Ambos incidentes podrían justificarse como fruto de la mala suerte, pero lo cierto es que desde el minuto uno del Gran Premio de Italia pude verse de manera clara que los Ferrari simplemente iban mal.

A huge impact for last year's Monza winner on Sunday

Though his race was over, Charles Leclerc was okay after this crash coming out of Parabolica#ItalianGP 🇮🇹 #F1 pic.twitter.com/gwZbEQfVdT

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Las sesiones de entrenamientos libres auguraban lo que iba a ser un fin de semana agónico para los italianos. La clasificación puede ser considerada una de las peores de la historia de los de Maranello, para encontrar el primer Ferrari había que bajar hasta la decimotercera posición (Charles Leclerc) y en la decimoséptima encontrábamos el segundo Ferrari (Sebastian Vettel). Unos números que no hacen justicia a la historia de la mítica escudería italiana y que por el bien de la Fórmula 1 esperemos que empiecen a mejorar.

Por último, cabe destacar la amarga despedida de la familia Williams, que tras la venta del equipo a Dorilton Capital abandona la dirección de una de las escuderías con más historia en la Fórmula 1 con siete títulos mundiales de pilotos y nueve de constructores. Un triste final para la última escudería "familiar" de la parrilla.

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