F1 | El plan que desvela a todos en Ferrari
El Llamado a Rory Byrne es apenas la punta del iceberg. Ferrari busca resurgir de sus cenizas atacando varios fuentes simultáneos
Si hay un lugar que uno pudiera asociar con espías en el mundo de la Fórmula 1, ese es Hungaroring. Es que entre 1986 y 1988, cuando se celebraron los primeros tres GP detrás de la “Cortina de Hierro”, símbolo máximo de la Guerra Fría, tanto los equipos, sus medios de transporte y sus instalaciones en los boxes mismos, eran celosamente vigilados por el Servicio secreto ruso. Paradójicamente, también fue Hungría, en mayo de 1989, el primer país que abrió por primera vez la frontera a Europa occidental, lo que marcó el inicio del fin del régimen comunista, que culminaría en noviembre de ese mismo mes, con la caída del Muro de Berlín.
¿A qué viene esta breve reseña histórica?
Es solo una metáfora que bien puede aplicarse con lo vivido por Scuderia Ferrari durante el Gran Premio de Hungría de 2020, en el que, contrastando con un dominio abrumador del Mercedes AMG Fórmula 1 Team, el equipo italiano, el más legendario de la Fórmula 1 en toda su existencia, parece haber tocado fondo. Las evoluciones técnicas llevadas a Austria y luego a Budapest, no funcionaron, y el desconcierto parece terminal.
Las razones ya las hemos detallado. De hecho, durante el mismo fin de semana de la carrera, Mattía Binotto se encargó de confirmar todo lo que “MotorLat” publicó apenas unos días antes. Efectivamente, el SF1000 fue diseñado para que lo impulsara un motor 70HP más potente que el actual, apostando todo a aquel desarrollo que usaron en 2019, entre Spa y México, y que les dio 5 poles y 3 victorias sobre 6 posibles, pero que ya no usaron desde Austin, ante los reclamos de sus rivales y la investigación iniciada por la FIA.
Muchas alternativas para mejorar ya no hay en el horizonte de Ferrari, salvo que pongan inmediatamente en marcha un plan integral que cambie completamente el juego. Y el plan, según pudo saber “MotorLat”, tiene tres posibles frentes de acción.
1). POLITICA - Sacar del centro de la escena a Binotto.
Mattía Binotto ha sido el responsable del proyecto que puso en pista aquel motor cuestionado de 2019, que aún sigue defendiendo como legal. Pero la amplitud de sus responsabilidades al frente de todas las áreas en Maranello, no sólo lo ha saturado de tareas, sino que lo ha expuesto demasiado, ganándose la enemistad de sus rivales, de los delegados técnicos de la FIA, y hasta de buena parte de su ejército en Ferrari (incluido Sebastian Vettel). Pero sacarlo sería un error. Su capacidad técnica es la que generó aquel súper-motor. Sus conocimientos son muy valiosos, entonces lo que hay que hacer es circunscribirlo a su área de mayor potencial y relevarlo de otras en las que no ha logrado resultados. Política y aerodinámica.
2). MOTOR – Hacer legal el motor 2019.
Nada podría darle resultados a Ferrari más rápidamente que volver a usar el motor 2019. Con 70HP extra, el SF1000 podría mejorar, en promedio, 1 segundo en cualquier pista, lo que permitiría que cada actualización o evolución de chasis, suspensiones o aerodinámica, genere mejoras sustanciales y no inútiles como está ocurriendo ahora. Pero para que eso sea posible, hay que hacer que sea declarado legal. Y ahí hay dos caminos: se intenta lograr la misma performance con un desarrollo que no pueda ser cuestionado, y se intenta convencer a la FIA de su legalidad. Claramente la primera opción es difícil, sino, ya lo hubieran hecho desde noviembre de 2019, cuando explotó toda esta historia. En cambio, la segunda no parece tan lejana.
Como bien recordamos. A finales de febrero, la FIA y Ferrari hicieron un acuerdo confidencial, que impidió al equipo seguir usando ese desarrollo, pero no generó sanción alguna, como modo de no llevar a la justicia el caso, lo que dañaría la imagen de ambas partes en un proceso largo y muy escandaloso. Ahora podría parecer más claro el motivo de aquel acuerdo. Posiblemente haya habido un modo no muy legal por el cual la Federación Internacional del Automóvil, tuvo acceso a la información técnica del motor Ferrari, lo que impidió que fuera llevado a un tribunal sin quedar en evidencia. El conocido error de procedimiento que invalida una prueba.
Pero esa gestión no puede estar a cargo de Binotto, por eso es vital el primer punto. Sin Binotto en el medio de una “negociación” muy complicada con el poder deportivo mundial, quizás se puede lograr algún avance. Ferrari, no solo está comprometido con la FIA en aquel acuerdo, sino también en asesorarlos respecto a los desarrollos que un equipo puede tener acceso a hacer, tal como se publicó aquel 28 de febrero. Para eso, hace falta un nuevo interlocutor.
3). ORGANIZACIÓN – Nuevas caras, nuevo orden.
Entre la crisis técnica del motor 2019, el desajuste que causó en el SF1000 y su proyecto, los desencuentros de Charles Leclerc y Sebastian Vettel, y la salida poco elegante del alemán par 2021, la gestión general de la Scuderia está fuertemente cuestionada. La creación de un nuevo departamento de desarrollo, que supervise cada área por separado, con poder de decisión por sobre los jefes de cada una, es un primer paso más formal que real. Rory Byrne vuelve a ser convocado como “salvador” de las papas calientes, pero es poco lo que puede hacer en tan poco tiempo como el que hay en verdad antes que entre el congelamiento de motores. Pero es un paso hacia la dirección correcta. Con un hombre de buena imagen y prestigio a cargo del auto, ahora solo falta una cabeza que tenga la misma aceptación en la dirección deportiva de Ferrari. En Maranello añoran los años del “dream team” que conformaban Jean Todt, Ross Brawn, Rory Byrne y Michael Schumacher. Y la dirección estaba en manos del hombre que hoy dirige los destinos de la FIA.
Lo que hace falta es una persona con sus cualidades de gestión, que conozca el mundo de las carreras y sus entretelones, que sepa manejar las relaciones con los equipos y la propia FIA. Que tenga cintura política.
Pues su hijo, Nicolas Todt es manager de pilotos, y de Charles Leclerc entre ellos. Conoce de contratos y cláusulas, tiene relaciones con todos los equipos del Paddock, un gran manejo de las relaciones públicas y la edad apropiada. Apenas pasados los 40 años de edad, tiene la mentalidad moderna y flexible que hace falta en un mundo dinámico.
¿Será la persona que necesita Ferrari para lograr los tres puntos de este plan de salvataje?
Autor: Diego Zorrero