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La trayectoria de Sainz hasta llegar a la oportunidad de su vida

Repasamos la carrera deportiva del joven piloto español, desde su camino hasta llegar a la Fórmula 1 hasta firmar con la Scudería Ferrari

( palabras)
La trayectoria de Sainz hasta llegar a la oportunidad de su vida
Fuente imagen: Jerry André-Motorlat y Google

Sebastian Vettel daba la sorpresa hace unos días y se negaba a aceptar las ofertas de la Scudería Ferrari, completamente desproporcionadas para el estatus y el sueldo que el piloto alemán quería mantener dentro del equipo, y abandonaba Maranello sin rumbo fijo y, según los rumores, con un pie fuera de la Fórmula 1. Esto daba lugar a un torbellino de movimientos entre los pilotos y noticias, desembocando en el fichaje de Carlos Sainz por el equipo italiano, y a Daniel Ricciardo ocupando la vacante del madrileño en McLaren.

Un giro inesperado de los acontecimientos que ha puesto patas arriba una ‘silly season’ que parecía tranquilo, y que ha conseguido llegar a eclipsar el aluvión de noticias y preocupaciones en torno al Gran Circo y su futuro de esta temporada. En cualquier caso, este fichaje supone para Sainz un salto cualitativo muy importante, y una gran oportunidad para empezar a luchar por victorias y poder aportar muchos puntos en su lucha por el campeonato de constructores.

La decisión de Ferrari, por otro lado, no se ha tomado a la ligera y como medida desesperada. El piloto español ha demostrado con creces su velocidad, constancia y templanza en su corta pero ya experimentada carrera en la categoría reina. Su crecimiento como piloto ha crecido conforme pasaban los años hasta estar entre los más valorados de la actual parrilla, y convertirse por méritos propios en la mejor opción para sustituir a Vettel y ayudar a Leclerc a devolver a Ferrari a lo más alto.

Su camino para llegar hasta aquí, sin embargo, no ha sido especialmente fácil. Desde sus inicios en el karting, donde tenía que pelear contra los demás chicos a la vez que contra miles de voces que decían que estaba ahí por ser el hijo del legendario piloto de rally, hasta que sus buenas actuaciones en el primer escalón del automovilismo llamaron la atención de Red Bull, incluyéndolo en su programa de jóvenes pilotos.

Después dio el salto a los monoplazas, primero en la Fórmula BMW, llevándose el galardón del mejor novato del año con sólo 15 años, en la Fórmula Renault 2.0 y participando en varios campeonatos de Fórmula 3, entre ellos el británico y el europeo, sumando nuevas victorias y buenas sensaciones.

Su paso a la GP3 fue acompañado de varios infortunios que le impidieron demostrar un gran potencial y se vio superado por su compañero de equipo Daniil Kvyat, que la temporada siguiente acabaría ocupando un puesto en Toro Rosso. No obstante, ese año realizó un test en Silverstone con el Red Bull de esa misma temporada, en el que consiguió impresionar a propios y extraños y dejar sensaciones muy buenas dentro de la cúpula del equipo austríaco. El madrileño recaló entonces en las World Series 3.5 de Renault en 2014, en el que parecía una última oportunidad de Red Bull para dejar claro que merecía continuar con ellos y continuar su camino hacia la Fórmula 1. Sainz no decepcionó y en su primera y única temporada se llevó el título en una preciosa lucha con su compatriota y amigo Roberto Merhi.

Sainz cumplió su parte del trato. Sin embargo, estuvo a punto de quedarse sin un asiento en Fórmula 1, ya que cuando parecía que todo estaba hecho, Red Bull fichó por sorpresa para su cantera y con un puesto en Toro Rosso a un Max Verstappen de 16 años, y que por entonces estaba en su primera temporada en monoplazas. La suerte de otra carambola en el mercado, con la marcha de Fernando Alonso a McLaren y el fichaje de Sebastian Vettel por Ferrari, provocó la promoción de Kvyat al primer equipo de las bebidas energéticas y la oportunidad de Sainz de ocupar el segundo asiento del equipo de Faenza.

El primer sueño ya había llegado. Sainz se colaba entre los 20 privilegiados de la parrilla de Fórmula 1, aunque ahora tocaba la parte más difícil. Demostrar que valía para el puesto, quitarse de una vez el estigma de ser el ‘hijo de’, y medirse con el que a la postre se convertiría uno de los mejores talentos incipientes de los últimos años, una de las principales promesas para ser el dominador del futuro y, no menos importante, el protegido de Red Bull.

Y el madrileño ha sido, hasta la fecha, y salvando las distancias con Ricciardo, el compañero más igualado que ha tenido el holandés. Supo mantener el nivel en gran parte de la temporada y con resultados más que notorios para ser su primer año en la Fórmula 1, a pesar de verse lastrado por numerosos problemas mecánicos que podrían haber significado muchos más puntos. La octava posición en la clasificación de su primer Gran Premio y puntuar en 4 de las primeras 6 carreras dan fé de su buen hacer.

En su segundo año era testigo del cambio de pilotos para la quinta carrera de la temporada entre Daniil Kvyat y Max Verstappen. De esta manera le tocaba volver a batirse por ganarse un puesto en el primer equipo de Red Bull con el hombre que le ganó la lucha en GP3 y ascendió antes que él a la categoría reina. En esta ocasión, la evolución de Carlos, sumando bajón de rendimiento de Kvyat debido a la, en parte, injusta maniobra de Red Bull para degradarlo, hizo que el español se mostrara muy superior a su compañero, mostrando más regularidad y consiguiendo mejores números que su anterior campaña, rentabilizando de manera espléndida el nivel de su monoplaza en la primera mitad de temporada, que se fue diluyendo a medida que los motores del resto de los equipos evolucionaban, mientras que su propulsor Ferrari del año anterior iba quedando desfasado.

Sainz correría por tercer año consecutivo para Toro Rosso en 2017, esperando con ansias una oportunidad en una escudería mejor que le permitiera aspirar a objetivos más grandes, pero aprendiendo y ganando experiencia y mejorando una vez más los resultados del año anterior, esta vez un motor Renault actualizado y un monoplaza que le permitía luchar por puntos de forma más continuada. Manteniendo un nivel altísimo, anulando prácticamente a Kvyat, mejorando de nuevo sus resultados de la temporada anterior, y llegando a conseguir una más que meritoria cuarta posición en Singapur, consiguió la oportunidad que tanto estaba buscando. Renault echaba a a Jolyon Palmer para el Gp de Estados Unidos y Sainz ocupaba su puesto. En su primera carrera con los galos, demostraba una adaptación brutal, logrando puntuar y dejando algún momento para el recuerdo como su adelantamiento a Sergio Pérez.

Renault confirmaba al joven piloto español, cedido aún por Red Bull, para la temporada 2018. Una temporada que pintaba muy ilusionante dado la tendencia ascendente de Sainz desde su llegada a la Fórmula1, así como de la de Renault desde su regreso a la Fórmula. Formando pareja con Hulkenberg, lograron llevar al equipo del rombo a la cuarta posición del mundial de constructores y a liderar el grupo medio con solvencia, si bien es cierto que su adaptación a la conducción del Renault no fue todo lo buena que habría esperado y se vio superado por su compañero de equipo al término de la campaña, no sin lograr algún resultado muy remarcable, como la quinta posición en Azerbaiyán.

Todo parecía torcerse cuando Ricciardo decidía abandonar Red Bull y Renault se lanzó a ficharle sabiendo que tendrían que deshacerse de uno de sus pilotos, y que uno de ellos tenía contrato con un equipo rival y con menos peso en el equipo. De repente, Sainz veía como, a pesar de su gran desempeño en las pistas, podría tener un pie fuera de la Fórmula 1. Es en este momento cuando recibe la llamada de McLaren para ocupar el puesto que dejaba libre su paisano e ídolo Fernando Alonso. Una oportunidad que le permitía desvincularse por fin de Red Bull y liderar por fin un proyecto de futuro en un equipo que venía de sufrir los años más duros de su historia y que apostaba por la juventud para mirar hacia adelante con optimismo.

Es aquí donde su carrera despega definitivamente y donde por fin despliega todo el potencial que faltaba por demostrar. En McLaren se siente arropado y querido desde el minuto uno y la motivación que esto supone le permite conducir a un nivel impresionante. El buen rollo y el optimismo se apodera del equipo a medida que los resultados empiezan a llegar. Por otro lado, se crea una amistad y unión con su compañero de equipo Lando Norris que se convierte en la preferida por la afición.

Tras una pequeña racha de mala suerte en las primeras carreras de la temporada, Sainz consigue enlazar una racha muy buena de resultados, puntuando en 7 de las siguientes 8 carreras, con dos quintos y dos sextos puestos, resultados a priori lejanos para un coche del grupo medio de la parrilla salvo que le ocurra algunos de los coches más rápidos de la parrilla. La guinda final de la temporada llegaría con el podio en la apoteósica carrera de Brasil, siendo esta la primera vez que el madrileño se subía al cajón y la primera vez para McLaren desde 2014. La increíble regularidad de Sainz se vería premiada a final de temporada, logrando acabar en sexta posición en el Campeonato y quedando por delante del segundo Red Bull.

Culminaba así una temporada brillante, sin apenas errores y demostrando una madurez propia pilotos top. Sainz acabaría el año siendo aclamado por todo el paddock y demostrando que con un coche que esté para luchar por todo, ya sea por talento o por trabajo y seriedad al volante, puede optar a todo.

Ahora ha llegado la que puede ser la oportunidad de su vida. Los resultados de su primer año vestido de rojo pueden ser claves para determinar su estatus y su futuro como aspirante a victorias y títulos, mirando mucho más allá que ser el simple escudero de Charles Leclerc. En esta liga sólo pelean los mejores y Carlos ha demostrado por méritos propios que se merece estar ahí. Esperemos que la suerte le permita acompañar la oportunidad de buenos resultados.

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