No es raro escuchar hablar de la Fórmula 1, o del motorsport en sí mismo, como el lugar de innovación por excelencia en temas de ingeniera con el uso de las más nuevas tecnologías. Es más, muchos de los avances, ideados para ser implementados en un monoplaza de la categoría reina del deporte motor, han servido luego para ser trasladados a trabajos médicos o bien para otro sector, cualquiera que fuere; ¿un ejemplo? la telemetría y la recolección masiva de datos que no se dejan librados al azar han permitido, además de analizar el rendimiento de un coche de carreras, detectar problemas de corazón en bebés de pocos meses de vida.

Y en la actualidad, casi nadie en el mundo está exento de los canales informativos que mantienen a su público informado acerca de la pandemia mundial que desembarcó en gran parte del planeta: el coronavirus, y más precisamente, el Covid-19. El esparcimiento de esta enfermedad ha hecho que, por primera vez en la historia de la humanidad, se cancelaran eventos deportivos de magnitudes gigantes de manera simultanea. No solo la Fórmula 1, sino también el fútbol mundial y la NBA han cesado sus actividades, por citar algunos ejemplos. Además, los sistemas sanitarios de varios países se vieron colapsados y otras naciones van por las mismas vías.

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— Formula 1 (@F1) March 18, 2020

Este virus, que se transmite por vías respiratorias y también por los ojos, ha demandado el uso sin cesar de respiradores y otros elementos relacionados a la colaboración del ingreso del oxígeno al organismo. Para evitar la falta de los mismos, indispensables para mantener el bienestar de los infectados, las fábricas de los equipos de Fórmula 1 de Mercedes, Red Bull, McLaren y Williams se han ofrecido a la elaboración de estos componentes para ser brindados a los centros de salud con el fin de mejorar la atención y evitar el colapso sanitario dentro de los mismos. Así, estos fabricantes se han sumado a la familia Agnelli, propietarios del grupo FCA y Ferrari, que han donado 10 millones de euros para ayudar con la causa.

Por otro lado, siguiendo la línea de la ayuda de los equipos de Fórmula 1 con las naciones, el tradicional lazo, tan fuerte, entre Ferrari e Italia, se fortaleció aún más cuando la fábrica comandada por Enzo Ferrari dispuso de su equipamiento para elaborar armamento militar para uso del ejercito nacional. El gobierno italiano había dispuesto las mudanzas de las instalaciones del Cavallino Rampante de Módena a Maranello con el objetivo de no ser bombardeada, sin embargo, nada pudo evitar que las municiones cayeran sobre el nuevo sitio de construcción en 1944.

El universo del motorsport, siempre tildado de egoista e individualista, demostró una vez más que el trabajo en equipo conduce a resultados sorprendentes. Asimismo, en esta ocasión, lejos de las pistas de carrera y habiendo gastado varios miles de millones en fabricación de coches que no se utilizarán por algún tiempos, varios equipos priorizaron poner sus recursos, maquinarios y humanos, para así poder proveer a los sistemas sanitarios saturados por este virus actual, con el equipamiento indispensable para agilizar el recibimiento de pacientes infectados. La teconología con la que trabajan los equipos de la Fórmula 1, la predisposición de los fabricantes, y la colaboración grupal para ayudar al mundo, dan otra imagen positiva que se aleja de la tradicional fotografía mala con la que algunos lo suponen.

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