El domingo pasado fue, sin dudas, el día soñado para Carlos Sainz. Primer podio en la Fórmula 1 y festejo para rato.

Debut

Carlos debutó en Fórmula 1 con 20 años, 6 meses y 14 días en la escudería Toro Rosso en 2015. Puntuó en su primera carrera (GP de Australia) y consiguió actuaciones destacadas, como una quinta posición en la clasificación de España o un séptimo puesto en el GP de Singapur.

Sus comienzos

Carlos Sainz dio sus primeros pasos en el karting y, como todo piloto que aspira a llegar a la Fórmula 1, tuvo que demostrar su talento en cada paso de este intrincado camino. En su caso, la exigencia fue doble para convencer a quienes ponían en duda su talento por el peso de su apellido. El pequeño Carlos consagró su niñez y adolescencia a su sueño, e hizo un esfuerzo extraordinario para organizar la exigencia de las competiciones internacionales con el rigor y constancia de una vida académica que no dejó de lado en ningún momento. El tiempo le dio la razón.

Se afianzó

En 2016 se consolida como uno de los grandes talentos de su generación. Con constancia y madurez, terminó la temporada con 46 puntos y como líder indiscutido del equipo Toro Rosso. Sus mejores resultados, una sexta plaza en España, Estados Unidos y Brasil. Ya iba mostrando de lo que era capaz y adonde quería llegar.  

Su llegada a Renault

En 2017 fichó por el equipo francés después de disputar las primeras 16 carreras con Toro Rosso, donde deslumbró con una cuarta plaza en Singapur y con puntos en todas las prueba que terminó (excepto en Italia). Reemplazó a Joylon Palmer para el GP de Estados Unidos y su coequipero era Nico Hulkenberg. Con la marca del rombo, contribuyó decisivamente a que el equipo fuera sexto en el mundial de constructores gracias a una brillante séptima posición en Estados Unidos.

Sin techo

Ya para el 2018 puntuó en siete de las primeras ocho carreras y contribuyó con contundencia a que el equipo Renault Sport Formula One Team consiguiese el cuarto puesto en el mundial de constructores. Con su capacidad y pericia logró superar a su compañero en seis de las últimas nueve carreras. Su mejor actuación fue en Azerbaiyán, donde terminó quinto. En Abu Dhabi fue sexto y, de alguna manera, compensó sus abandonos en los GP de Gran Bretaña (incidente con Grosjean) y en México (problemas en la suspensión de su monoplaza). Último año con Renault.

Una tarea difícil

En el 2019 llega a McLaren con cuatro temporadas en su espalda y teniendo que reemplazar a su compatriota y único español campeón del mundo de F1, Fernando Alonso. Trabajo nada fácil dado que la escudería británica venía de temporadas muy malas dentro de la máxima categoría y con semejante ejemplo que dejaría Alonso. Carlos ya demostraba rendimiento en la pista y liderazgo técnico fuera de ella.

Este año quedará en la memoria de todos los españoles por el desempeño de Sainz dentro de la F1. Fue el piloto líder de la zona media y deja a McLaren en la cuarta posición del campeonato de constructores. De menos a más, empezó con 2 abandonos en las primeras carreras, pero tanto es así que llegando al final de la temporada logra su primer podio en Interlagos (tercer puesto) con el aliciente de haber largado en la última posición. Con este resultado se convirtió en el segundo piloto en lograr este cometido (el primero fue el británico Peter Whitehead que largó en el puesto 19) que tiene aún más valor por su ganancia.

También, es el hombre que más GP necesitó para lograr un podio: 101 carreras. Como español, es el cuarto en conseguir un podio detrás de Alfonso de Portago, Fernando Alonso y Pedro de la Rosa.

Una curiosidad

¿Por qué el número 55? Cuando arribó a la F1 y al enterarse que la FOM (Formula One Management que es una entidad encargada de las relaciones con los medios de comunicación y las cuestiones financieras relativas a la Fórmula 1) le dijera que era necesario que cada piloto tenga asignado un número, eligió el 5. ¿Qué pasaba? Que ese dorsal ya lo tenía reservado Sebastian Vettel, por lo tanto eligió el 55 número que simulaba la unión de la “S” final de su nombre con la del inicio de su primer apellido.

Otro de las insignias que acompañan siempre a Carlos es la estrella de María de Villota, una de las personas que le ayudaron en su salto del kart a los monoplazas y con la que guardaba una gran relación. Desde el fallecimiento de la piloto española quien sufrió un accidente en los test del equipo Marussia, lo ha tenido más visible en su casco.

No cabe dudas que hoy en día Sainz se podría subir a cualquier coche de la F1. Gran Premio tras Gran Premio evoluciona más y parece no tener límites. Merecería una chance en algún equipo de los que pelean bien arriba y demostraría todo su talento. A Carlos nada parece conformarlo porque cada día busca un poco más. Va a dejar sus huellas en la Fórmula 1 e imprimirá su nombre en lo más alto.