Desde su regresó  a la Fórmula 1 en el año 2015, Honda ha sufrido mucho para poder reengancharse al ritmo de la categoría reina del motor. Por lo que la victoria de Max Verstappen en el Gran Premio de Austria le supo doblemente a gloria a la marca nipona.

Son muchos los años que Honda ha pasado en la sombra, siendo el blanco de innumerables críticas. Sobre todo en las primeras temporadas con el equipo McLaren. Las cuales fueron un intento más que fallido de rememorar los logros pasados en su laureada unión en las temporadas de 1988 a 1991. La unión entre McLaren-Honda no consiguió salir a flote, los nipones evidenciaron cuan precipitado era su vuelta y McLaren mostró su falta de humildad para reconocer sus propios errores. De este modo el proyecto McLaren-Honda no tuvo más opción que la de desmoronarse.

No obstante Honda no tardo en encontrar un sustituto para los de Woking y se unió al equipo Toro Rosso, si bien hay que decir que los primeros compases juntos quizás no fueron los más afortunados en cuanto a resultados, ambos siguieron trabajando juntos en lugar de culparse mutuamente. De este modo Honda sembró el camino para un proyecto mayor de la mano de Red Bull, un proyecto que comienza a ver sus frutos con esta ansiada y merecida victoria. Sin duda alguna Red Bull ha sabido esperar su momento, para convertirse en el primer equipo del proveedor de motores japonés; mientras que con el resto de proveedores de motores de la Fórmula 1 quedaría relegado a un segundo plano, ya que estos poseen un equipo propio al que potenciar.

Red Bull tuvo fe en Honda, en un motor que no ganaba desde el mítico Gran Premio de Hungría en el año 2006. Donde Jenson Button se hacía con la victoria en una carrera caótica y pasada por agua; remontando desde la decimocuarta posición tras cumplir una penalización de diez posiciones en la parrilla de salida. Doce años, diez meses y veinticuatro días ha tenido que esperar Honda para volver a saborear la victoria, una victoria que ha sido fruto del trabajo, del esfuerzo y de la tenacidad; una victoria que endulzado la monotonía del campeonato; una victoria que esperamos que no tarde en repetirse.

Ahora Honda vuelve a estar en la senda de la victoria, a pesar de que todavía está muy lejos de poder luchar por el campeonato del mundo, ha demostrado que ha encontrado el ritmo para volver a luchar y cosechar victorias, y es que las últimas vueltas del Gran Premio de Australia fueron apoteósicas. El ritmo del Red Bull de Max Verstappen no dejó opción alguna al Ferrari de Charles Leclerc, protagonizando ambos una preciosa batalla que quedará grabada en la retina de los espectadores y en el corazón del equipo Red Bull que volvía a subir a lo más alto del podio en el Gran Premio de casa.

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