La trazada de Austin es indudablemente uno de los mejores trabajos interesantes diseñadas por Tilke. La primera curva a la izquierda después de la línea de meta tiene un radio estrecho, y está ubicacada en una pendiente pronunciada que sube bastante, una característica que hace que la entrada sea absolutamente "ciega". Será interesante observar las diferencias en la forma de interpretar este tramo por parte de los varios pilotos, especialmente en la salida, cuando los conductores llegarán todos juntos creando un embudo peligroso.

Otro punto muy espectacular de la pista es la secuencia creada por las curvas 3, 4 y 5. La izquierda-derecha-izquierda recuerda las curvas de Maggots-Becketts de Silverstone.

En el tercer sector, en cambio, encontramos las curvas 16, 17 y 18 que recuerdan vagamente los famosos 7-8-9 de la pista de Estambul, con las cuales comparten la necesidad de encontrar la trayectoria correcta que logre conectarlas entre si. En este punto de la pista se parcializa el acelerador en la entrada y en el centro de la curva, para luego abrir el gas en su totalidad en la salida, siendo beneficiados enormemente los autos con carga aerodinámica muy alta.

El de Austin se puede considerar una pista con una carga aerodinámica media, donde es muy importante poder tener un monoplaza eficiente aerodinámicamente, dada la larga recta (más de 1 kilómetro) presente en el segundo sector.

En el Gran Premio de las Americas la transmisión resulta ser una de la partes mecánicas más estresadas, ​​porque el número de cambios por vuelta está entre los más altos de toda la temporada.