Del 26 al 28 de abril, el Baku City Circuit albergará por tercera vez el Gran Premio de Azerbaiyán que representa la cuarta ronda de la temporada 2019 de la Formula 1. En 2016, la carrera de Bakú se llamó Gran Premio de Europa.

La pista diseñada por el arquitecto Herman Tilke, recorre las pintorescas calles de Bakú. La enorme recta de 2 kilómetros o 1.2 millas que abarca hasta la línea de meta permite que los coches alcancen velocidades muy altas.

En general, todo el circuito se hace con el pedal del acelerador, algo que queda demostrado en la carrera donde se va a un 56% a toda velocidad. De hecho, en 2017, Lewis Hamilton logró completar una vuelta a un promedio de velocidad de 214 km/h.

El trazado también contiene muchas curvas técnicas como las curvas 8 o 15, donde la precisión en el frenado es una parte fundamental para evitar cualquier contacto con los muros, los cuales están muy cerca en estos puntos.

Además, se encuentran cuatro curvas de 90º que demandan muchos esfuerzos en los frenos, luego siguen otras curvas donde el ángulo cambia, así como también la del frenado. Según los técnicos de Brembo, que clasifican las 21 pista del Campeonato Mundial, el de Bakú es altamente demandante para los frenos.

La demanda de los frenos durante el Gran Premio

Los once puntos en cada vuelta y la extrema longitud del circuito, 6.003 kilómetros, hacen que el piloto deba frenar durante casi 19.5 segundos en todos los giros, eso son siete segundos más que el Circuit Gilles Villeneuve en Montreal, uno de los más exigentes con los frenos.

Pero en realidad, el porcentaje de acción sobre los frenos en toda la carrera es muy similar. 19 porciento en Bakú y 18 por ciento en Canadá. El promedio de vuelta de las desaceleraciones máximas llega solo a 3.7 G debido a la presencia de un solo frenado con desaceleraciones de al menos 4.8 G y aparición de dos curvas con desaceleraciones que no superan los 1.7 G.

La energía disipada por cada coche durante todo el Gran Premio es de 249 kWh, el cuarto valor más alto del campeonato.

Desde la salida hasta la bandera a cuadros, los técnicos de Brembo han calculado que cada piloto aplicará una fuerza total de 53 toneladas sobre el pedal del freno.

Las frenadas más arduas

De las 11 frenadas del Bakú City Circuit, cuatro están clasificadas como demandantes para los frenos, cuatro son de dificultad media y tres son ligeras.

La curva más difícil para el sistema de frenado es la 3. Los autos llegan a 320 km/h y en solo 2.31 segundos, bajan a 99 km/h. Para hacer esto, los pilotos aplican una fuerza de 141 kilogramos a los pedales y la desaceleración es de 4.7 G. Con los frenos accionados, los coches recorren tan solo 115 metros.

La fuerza en el pedal de freno es baja en la curva 1, 131 kg, pero la desaceleración es la más alta, 5.5 G, pese a que la reducción de la velocidad y el tiempo de frenado son bajos, 1.84 segundos para ir de 330 km/h a 124 km/h. Esto hace que haya menos espacio de frenado, 106 metros.

El punto de frenado de la curva 15 es la más larga de todas, 125 metros y 2.67 segundos. Y los pilotos están bajo alto stress: la desaceleración es de 4.7 G y la fuerza sobre el pedal es de 161 kg.

Resultados de Brembo

El Gran Premio de Azerbaiyán se convirtió en el 35º GP ganado por un coche con frenos Brembo, Mónaco tiene el récord de 26 carreras ganadas por el fabricante italiano. Desde 1975, año en que Brembo debutó en F1, los sistemas de frenado de la marca han ganado 407 GP, 91 de ellos pertenecen a Michael Schumacher.

Fuente:  www.brembo.com



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