La Fórmula 1 –y el automovilismo en general- es un deporte de equipo, por mucho que al espectador le parezca lo contrario. La cara visible del equipo son los pilotos y eso provoca que muchas veces olvidemos la gran cantidad de personas que están detrás de ellos para lograr las victorias. Una larga lista de ingenieros, estrategas, mecánicos, personal de servicios…que muchas veces superan los 1000 empleados. Los pilotos trabajan para ellos al fin y al cabo, y viceversa.

Esta aclaración es más que importante para explicar las órdenes de equipo. Es cierto que desde el punto de vista del espectador las órdenes de equipo no gustan, alteran el resultado final y dan claramente la victoria a un piloto que no siempre sería el que ganaría la carrera. Que fue lo que ocurrió ayer en el Gran Premio de Rusia. Hamilton, seguramente, no hubiera podido ganar si Bottas no le hubiera cedido la posición, bajo el pretexto de blisters en la rueda trasera izquierda. Y aquí es donde entra el trabajo en equipo.

Bottas no lucha por el campeonato, en cambio Hamilton sí. Estamos en un punto del mundial en el que todavía queda mucho por decidir y un segundo puesto de Hamilton hubiera supuesto sumar 7 puntos menos de los que ha sumado, sólo 3 puntos más que su competidor directo, Sebastian Vettel. En cambio ayer el británico sumó 10 puntos más que su competidor y ya se encuentra a dos carreras de distancia de él (50 puntos de diferencia).

Analizándolo así es obvio que necesitamos órdenes de equipo y más en estos casos. No estaríamos hablando de la misma situación si nos remontamos al año 2016 en el que Rosberg y Hamilton tenían las mismas oportunidades de optar por el título, además de que los dos aseguraban la victoria para Mercedes. En ese caso, y en otros similares, las órdenes de equipo no estarían justificadas.

No es el caso de este año. Desde el punto de vista del equipo, por lo tanto, las órdenes son lógicas, además recordemos que éstas no están prohibidas en la Fórmula 1 actual. Se está creando mucho debate alrededor de este tema. ¿Bottas debería haberse negado a cederle la posición a su compañero en un Gran Premio que era claramente suyo? Si se hubiera negado hubiera demostrado una gran falta de respeto hacia el equipo que le apoya y lucha por darle un gran coche cada fin de semana, además de haber hecho peligrar su lugar en el equipo en el futuro, ya que nadie quiere un piloto que pueda hacer peligrar títulos.

Es normal que a los espectadores pueda parecerles una acción un tanto “rastrera” que el equipo obligue al piloto que ocupa la primera posición a cederla, además de la forma en que se hizo que fue más que obvio lo que había ocurrido. En el calor del momento más de uno (y yo me incluyo) se lamentó de que estuviera ocurriendo eso. El seguidor lo que busca es batalla real, al 100% en todo momento y es verdad que en ese momento el espectador se puede sentir un tanto “estafado”, incluso llegar a sentir lástima por el piloto que acepta la orden. Pero analizando todo fríamente y después de la carrera, seamos sinceros, ¿quién sería el guapo que le diría a Bottas: tranquilo, sigue así, no dejes pasar a Hamilton (teniendo en cuenta que está en juego el mundial)? Con el corazón en la mano, nadie haría eso.

Por eso creo que las órdenes de equipo son necesarias desde el punto de vista del equipo. Siempre han existido y siempre existirán (a las pruebas nos remitimos, incluso en épocas en que las órdenes estaban prohibidas se daban, recordemos el “Multi 21”) y son necesarias para ganar mundiales, y más, cuando son tan ajustados como el que estamos viviendo. Desde el punto de vista del espectador es lógico cierto resquemor, pero las carreras son así, un bonito trabajo de equipo en el que se superponen los intereses del equipo por encima de los propios y eso, en mi opinión, es lo que hace tan grande al automovilismo.

¿Qué opináis vosotros? ¿Entendéis las órdenes de equipo como un mal necesario o pensáis que deberían desterrarse?