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El peligro de los filiales en la F1

La existencia de ‘equipos B’ de escuderías punteras dentro del paddock de la Fórmula 1 puede ayudar a encontrar un hueco a los jóvenes talentos que ansían debutar, pero puede ser un factor de mucho riesgo para la competición.

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El peligro de los filiales en la F1
Fuente imagen: www.f1.com

Conste en acta que soy de los que más apoyan los programas de jóvenes pilotos que tienen las marcas para patrocinar, ayudar en todo lo posible y darle esa oportunidad de su vida a esos talentos del automovilismo, los que pueden seguir escribiendo páginas en la historia de la categoría. Si además, dicho programa de jóvenes promesas está acompañado de un equipo filial en el que tener dicha oportunidad, mucho mejor ya que sigues estando con la misma marca que siempre te apoyó en tu carrera.

Para poner el ejemplo más claro, diría que el programa que tiene establecido el equipo Red Bull para sus jóvenes talentos es de los más reconocidos dentro del automovilismo, con sus cosas malas evidentemente. Y es que son muchos los pilotos que debutaron en la máxima categoría de la mano de la marca del toro, y muchos con éxito. Un tetracampeón Sebastian Vettel, una perla de la parrilla como es Daniel Ricciardo y un futuro campeón como es Max Verstappen serían los casos más sonados. Pero está claro que a su par muchos pilotos se quedaron por el camino y no llegaron a destacar dentro de la F1: casos como Buemi, Alguersuari o Kvyat. Todos estos nombres mencionados tuvieron la suerte de que Red Bull contase con su equipo B para hacerles debutar, la escudería Toro Rosso. Un “equipo de intercambio” que utilizan los austríacos para hacer debutar a sus perlas y ver de qué son capaces para meditar un posible ascenso al primer equipo. Este año, además de probar pilotos para el primer equipo, han estado probando el que será su propulsor a partir de 2019: Honda. Todo al servicio del equipo principal, una oportunidad de oro para esos jóvenes que evitan buscarse un asiento con otras marcas y que ven como las puertas del primer equipo están cerradas. El problema lo tiene ahora la competición en sí.

 

 

Y es que si las principales marcas siguen el ejemplo de Red Bull y tienen todas su escudería B como banco de pruebas, la competición se volvería gravemente dañada. Vimos muchos casos en el pasado, en carrera, cuando un Toro Rosso dejaba pasar a un Red Bull ni corto ni perezoso cuando al piloto del equipo principal le tocaba remontar. Si tenemos en cuenta que las órdenes de equipo son legales y añadimos esta circunstancia que provoca el filial, nos ahorramos mucha emoción durante el Gran Premio. Además, esto ya no es cosa del pasado. Es totalmente sabido que escuderías como Haas y Sauber tienen gran afinidad con el equipo Ferrari, aunque no se consideren del todo equipos B. Esta temporada en grandes premios anteriores ya hemos visto a un Sauber dejando la puerta abierta al paso del bólido del cavallino rampante. Una carrera no pasa de ser un festival de entretenimiento a una tabarra sólo por esto, pero si equipos como Mercedes o la propia Ferrari como paso definitivo adquieren su equipo B, no sólo dejaremos de ver marcas distintas dentro del paddock (cosa que da mucha variedad y proporciona muchas alternativas) sino que una carrera puede convertirse en un “pasa tú delante que eres mi hermano mayor y me estoy jugando un asiento”.

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