Dicen que lo que mal empieza, mal acaba. Desde que se confirmó que la pareja de Williams para 2018 iban a componerla Sergey Sirotkin y Lance Stroll, los aficionados a la Fórmula 1 nos echamos las manos a la cabeza. Nadie entendía, deportivamente hablando, la elección del ruso para sustituir a Massa y la continuidad de Stroll. Decimos que nadie entendía deportivamente hablando, porque el fichaje de Sergey tenía el mismo fin que la continuidad de Stroll, fines económicos. De por medio, Di Resta y Kubica, pilotos con más experiencia y con más seguimiento a nivel de aficionados se quedaron sin asiento oficial, entre el ya citado asombro y el cabreo de los fans.

Tras una pretemporada llena de contratiempos y unas seis carreras para olvidar, con cuatro puntos de Stroll en Bakú como máximo botín, puede decirse que el domingo pasado se tocó el mayor fondo posible de los posibles, puede que la carrera del domingo fuera la más bochornosa que se recuerda en el equipo inglés. Salvando por encima los muebles en la clasificación, la carrera de Montecarlo fue una absoluta pesadilla para los de Groove. Stroll que salía 18º rápidamente pasó a la última plaza, mientras que una pifia de Williams le costó un ‘stop and go’ a Sirotkin que una vez cumplida la sanción se colocó último donde acabó la carrera. El rendimiento del coche, que solo ha pasado a la Q2 en 5 de 12 intentos, hicieron el resto.

Entonces, ¿Cuál es el plan de Williams para este 2018, si es que en algún momento lo ha tenido? En España, Kubica en la sesión que disputó fue un segundo más rápido que Stroll, al igual que en la pretemporada de Barcelona, pero no aporta el dinero de canadiense y ruso y parece que su rendimiento deportivo no les vale. Da la sensación de que a los de Groove les vale arrastrarse en los circuitos del Gran Circo a cambio de la aportación monetaria de sus pilotos. Grave, muy grave, hablando de la tercera escudería más exitosa de la historia.

Los problemas se acumulan para Williams de cara a un 2019 en el que no tienen una base sólida con la que trabajar, pues el FW41, ni ha estado, ni está, ni se le espera. Como tampoco se espera a sus pilotos, mientras que Sirotkin parece que carrera a carrera al menos avanza un poco, aunque sin dar el nivel de Fórmula 1, el año de Stroll es para que se lo haga mirar teniendo en cuenta que es el segundo año. La marcha de Martini también es un factor clave en el coche del año que viene, pues ya no hay patrocinador oficial, ni dinero que aporte.

El futuro de Williams deportiva y económicamente parece más incierto que nunca. Esperemos por el bien de una escudería legendaria e histórica que el haber tocado fondo en Mónaco les haga empezar a salir de él o no habrá futuro alguno.