El fin de semana del Gran Premio de Mónaco siempre es muy emocionante para los aficionados. No todas las carreras son trepidantes, pero la semana previa y el contexto que rodea a la prueba crean un ambiente único. En esta carrera es habitual ver, tanto incidentes, como el brillo de los pilotos especiales. Se espera con ganas ya que el trazado de Montecarlo tiene la capacidad de generar situaciones poco frecuentes a menudo, algo que en un circuito convencional no se produce. Además, las distancias entre los equipos se reducen, especialmente en clasificación. El motor no es tan determinante, y provoca que la parrilla se mezcle. Aquí es donde entra nuestro protagonista de hoy: el equipo Red Bull.

Los monoplazas se dividen en varias áreas: motor, chasis, aerodinámica, etcétera. Desde la llegada de la era híbrida en 2014, Mercedes ha vapuleado a sus rivales en mayor media por las prestaciones de su propulsor. En Red Bull podemos encontrar el caso contrario. Siempre referentes en el diseño aerodinámico, tienen un gran hándicap al ser motorizados por Renault. Es por ello que están analizando los pasos de Honda con Toro Rosso, con la vista puesta en una futura unión.

Pero llegamos a Mónaco. Motores fuera. Chasis, aerodinámica y manos de los pilotos dentro. En este fin de semana Red Bull espera sacar partido de todas sus evoluciones. Tanto las ya probadas en Montmeló, como las nuevas. Por un lado, disponen de un nuevo alerón delantero. Similar al utilizado por Ferrari desde la última parte de la temporada 2017, permitirá una pequeña mejora de rendimiento, o al menos eso esperan. Por otro lado, también han modificado el lateral del monoplaza. Una zona muy trabajada por todos los equipos que tiene un gran enemigo: las rachas de viento. Como vimos en España, los monoplazas sufren mucho con las repentinas corrientes de aire, que trastocan todo lo ideado en la fábrica. Junto a estas dos áreas ya mejoradas, el equipo dirigido por Christian Horner también ha hecho algunos ajustes en la zona de la chimenea, para canalizar mejor los flujos de aire.

En cuanto a los pilotos me surgen varias dudas. Max Verstappen necesita lograr un buen resultado el domingo. Sus tres participaciones en Fórmula 1 por las calles del principado se contabilizan como dos abandonos y una quinta plaza. Si bien su velocidad en las sesiones de clasificación ha sido excepcional, el piloto holandés necesita evitar los muros y ver la bandera a cuadros. En la temporada 2015 tuvo un fuerte impacto en la primera curva tras un toque con Grosjean, mientras que en la alocada carrera de 2016 debido a la lluvia destrozó su Red Bull en la curva del casino.

En cambio, su compañero Daniel Ricciardo se ha erigido como un gran especialista de Montecarlo. Desde su llegada al equipo, cuenta con tres podios en cuatro participaciones. Además, se llevó la pole en 2016, y también se habría subido al escalón más alto del podio si su equipo no hubiera echado por tierra su carrera en la parada en boxes. Ese día pudimos ver al Ricciardo más enfadado que se recuerda.

¿Podrá el equipo Red Bull dar la sorpresa en las calles de Mónaco? Por el bien del espectáculo espero que sí.