Williams sin gasolina en las venas
El desastroso comienzo de la temporada por parte de Williams y el declibe de los último años emborronan el glorioso pasado de la escudería británica. Ya solo quedan sus cenizas y copas oxidadas.
En cuatro carreras los de Grove no han podido más que cosechar 4 puntos en la carrera más loca de la temporada y haciéndolo por detrás de un coche, en teoría inferior, como lo es el Sauber de Leclerc. Y es que desde que empezó la temporada los de Frank Williams no han conseguido dar una muestra de mejoría. El motor Mercedes ya no es suficiente y parece que el diseño de Paddy Lowe tampoco da resultado. Un fracaso absoluto.
En Williams se las traían felices para esta temporada después de tener a dos pilotos que pagaban su asiento muy caro. Pues Stroll se estima que pone alrededor de 50 millones mientras el ruso y sus patrocinadores ponen 17 millones. Con toda esta cantidad de dinero, la incorporación de Paddy Lowe y con Kubica como desarrollador del monoplaza, los de Grove se creían capaces de entrar en la lucha por ser el 4º equipo. Sin embargo, los Williams han resultado ser decepcionantes esta temporada. Y eso que se han vivido 4 carreras locas, con muchos abandonos en los puestos de delante y no han sabido aprovechar la oportunidad. Y es que los de Grove presentan problemas en todos los aspectos del coche salvo en el motor y porque no lo construyen ellos.
Tan delicada es la situación en Williams que han amenazado con marcharse de la competición si no se aceptan los límites presupuestarios, lo que demuestra que Williams ya no es un equipo de Fórmula 1, ya no es un coche de carreras. Williams ahora solo es un negocio. Un negocio en el que las carreras sirven de escaparate, en el que los beneficios se consiguen lejos de las pistas. Y no es para menos, pues tienen unos inversores muy suculentos en sus propios pilotos, los cuales les traen dinero sí, pero no resultados.
Lance Stroll y Sergey Sirotkin. Dos novatos,que ni han cosechado un título de GP2 ni algún título de valor similar y aun así tienen volante en Fórmula 1. Stroll es famoso ya en el paddock por su problema al mirar por los retrovisores (Véase China 2017 donde golpea a Pérez o Bahréin 2017 donde ignora la presencia de Carlos Sainz). El canadiense tuvo suerte el pasado año de ser uno de los pocos supervivientes en el Gran Premio de Bakú 2017 y subirse al podio. La mitad de los puntos cosechados la pasada temporada llegaron en Azerbaiyán por, “simplemente” sobrevivir. Por otro lado, su compañero, el ruso Sergey Sirotkin, ha protagonizado uno de los peores debuts que se recuerdan. En cuatro carreras solo ha podido terminar en dos de ellas y una de esas ocasiones fue último por delante de dos pilotos sancionados. Sirotkin no ha demostrado por el momento tener cualidades para mantenerse en Fórmula 1 las siguientes temporadas. Démosle algo más de tiempo para adaptarse a la competición, pero no le auguro un buen futuro en la categoría, lamento la franqueza.
Por otro lado, el equipo técnico, encabezado por el gran ingeniero, por todos reconocido y uno de los culpables de los 4 títulos consecutivos de Mercedes, Paddy Lowe, el equipo técnico ha demostrado un nivel muy inferior al que debería tener un equipo de Fórmula 1. Los de Williams no han sabido desarrollar un coche digno del nombre de la escudería.
Veremos de lo que son capaces en Barcelona con las mejoras que puedan traer, pero mucho me temo que Williams, pese a haber sido uno de los equipos más grandes de la historia de Fórmula 1, ya no es más que un negocio. Alan Jones, Carlos Reuterman, Mario Andretti, Keke Rosberg, Nigel Mansell, Nelson Piquet, Ricardo Patrese, Alain Prost, Ayrton Senna, Damon Hill, Jenson Button, Juan Pablo Montoya, Mark Webber, Nico Rosberg, Rubens Barrichello, Nico Hülkenber, Valtteri Bottas. Todo lo que han conseguido estos pilotos históricos para Williams, ahora, no vale nada. Poles, podios, victorias, mundiales... Williams ya ha dejado de ser lo que fue. Cuando conquistaron su última corona Schumacher era bicampeón mundial. El equipo ha perdido la gasolina que a Sir Frank le recorría por las venas. Ahora todo son cheques, billetes y negocio. Puro negocio.