No estaba siendo el inicio de mundial que Charles Leclerc había imaginado durante todo el invierno. El piloto monegasco llegaba a Bakú con la presión de comenzar a demostrar por qué se le considera como una de las futuras estrellas del campeonato de Fórmula 1. En Azerbaiyán se le desbordó el talento. 6º puesto tras una carrera monumental, en un fin de semana donde veía en todo momento a su compañero por el retrovisor. Charles Leclerc ya ha llegado.

Tras partir 13º en la parrilla de salida, el talento monegasco hizo gala de su nivel de pilotaje y puso al Sauber-Alfa Romeo entre los coches más rápidos de la parrilla, por encima de escuderías como McLaren, Haas, Williams, Toro Rosso… y por momentos acercándose al ritmo de los Red Bull. De tal magnitud fue la actuación del piloto monegasco, que los aficionados le votaron como ‘piloto del día’ a través de la página web oficial de la Fórmula 1. Ocho puntos es el botín que rescata Leclerc para estrenar su casillero en su debut en la categoría reina del automovilismo, y para librarse de la presión que llevaba sobre los hombros desde el día que se anunció su contratación.

La de Bakú fue una carrera casi de eliminación. Muchos pilotos acabaron en el garaje por errores propios (Ricciardo, Verstappen, Ocon, Hülkenberg, Grosjean…), y otros, como Bottas, por circunstancias de la carrera, pero el actual campeón de la Fórmula 2 no cometió ni un error durante el transcurso de las 51 vueltas al trazado azerbaiyano, fue escalando posiciones gradualmente gracias a su gran ritmo, y pudo acabar la carrera en sexta posición. Todo esto con un Sauber-Alfa Romeo, que antes de llegar a Bakú solo sumaba en su casillero los 2 puntos rescatados por Ericsson en Baréin. Al César lo que es el César.

Dejando de lado la fortuna o no que pudiera tener durante la carrera, es innegable que Charles Leclerc está en el saco de los pilotos rápidos. Lo de Bakú le ha servido al monegasco para dejar en la sombra a su compañero de box, Marcus Ericsson, que había cruzado la meta antes que él en las dos ocasiones en la que ambos finalizaron la carrera (Baréin y China). Pocos esperaban durante el invierno que el sueco superara a Leclerc, y era sorprendente ver como carrera tras carrera, el campeón de la Fórmula 2 se hundía en el fondo de la clasificación, incluso por detrás de su compañero. Viendo lo acontecido en Bakú, podríamos denominar este principio de temporada para Leclerc como ‘período de adaptación’.

Como curiosidad, los dos pilotos que puntuaron en 2016 y 2017 con Sauber (Felipe Nasr y Pascal Wherlein), acabaron saliendo del equipo al año siguiente y abandonando la Fórmula 1 mientras Marcus Ericsson mantenía su asiento con 0 puntos en su marcador. Esta temporada parece muy difícil que eso vaya a pasar, aunque no sería descartable que abandonara la escudería con la posible retirada a final de año de Kimi. Solo un fichaje de Ricciardo o alguna otra locura frenaría el ascenso del monegasco a la casa del Cavalino Rampante.

Estas carreras, fines de semana como el de Bakú, son las que hacen que Ferrari no pueda perderse en el futuro la oportunidad de tener a este talentazo en sus filas. Charles Leclerc ha llevado al Sauber-Alfa Romeo a la sexta plaza, ha batallado de tú a tú con coches mejores como el Mclaren, se ha mostrado muy dominante respecto a su compañero de box… esto no es otra cosa sino el comienzo de una estrella en la Fórmula 1. Charles Leclerc ya ha llegado.