La tierra del fuego enfurece a los toros bravos de Red Bull
Bakú, de nuevo este Gran Premio nos trae un tema candente del que hablar. El accidente Ricciardo – Verstappen en la vuelta 40 dio más emoción a, un ya de por si, vibrante GP de Azerbaiján.
Bakú, Bakú, Bakú… ¿Qué tendrás que tanto nos gustas? Una carrera intensa, en la que todo puede ocurrir, como nos ha demostrado en temporadas anteriores, y este año no iba a ser menos. Como era de esperar el Safety Car hizo su aparición en varias ocasiones y una de ellas fue por el incidente entre los dos “toros” de Red Bull: Verstappen y Ricciardo. Es curioso, porque antes de llegar al toque ya nos habían dado varios avisos.
Para poder analizar el accidente es importante remarcar la actitud de Verstappen en esta temporada 2018. En el GP de Australia sus nervios le hicieron trompear, en el GP de Bahréin se tiró para adelantar a Hamilton ocasionando un pinchazo en su propio monoplaza que le hizo abandonar la carrera y en el GP de China fue penalizado al chocar con Vettel haciéndole perder su posición de podio. Y llegó el GP de Azerbaiján.
Curiosa la actitud agresiva de Verstappen, que ve en Ricciardo a su mayor rival, a todos los pilotos se lo pone difícil, pero parece que cuando se trata de su compañero el holandés lo pone todavía más complicado. Ricciardo intentó en varias ocasiones adelantar al holandés, a lo que éste respondía cerrándole la puerta, llegándose incluso a tocar rueda con rueda en uno de los intentos, pero finalmente en un adelantamiento limpio como los que caracterizan al australiano lo logró. A raíz de esto, el holandés tiró de picaresca intentando que el equipo le entrara a boxes primero para cambiar neumáticos y hacerle un undercut a su propio compañero. Inicialmente pareció que no le había salido bien la jugada, ya que era Ricciardo el primero en entrar en boxes y seguidamente lo hizo él. A pesar de ello, Verstappen consiguió salir por delante de su compañero. Y a partir de ahí se desató el desastre.
Ricciardo iba continuamente pegado al monoplaza de su compañero, intentando adelantar. Finalmente en la recta de meta se colocó a rebufo de su compañero y, con DRS, parecía que el adelantamiento ya se materializaba, cuando Verstappen cambió la trazada dos veces con Ricciardo a más de 300 km/h justo detrás suyo. El australiano poco o nada pudo hacer para evitar la colisión con la parte trasera del monoplaza de su compañero. Y ahí acabó el Gran Premio para los dos toros bravos, dejando a Red Bull en blanco en esta carrera.
El ambiente tenso era más que patente. Adrian Newey se marchaba del muro cariacontecido, decepcionado con unos pilotos que habían tirado a la basura el trabajo de tantas y tantas personas. Al acabar la carrera se veía el enfado en el rostro de Helmut Marko, que iba con el teléfono arriba y abajo. En general el equipo sintió que se escapaban unos valiosos puntos. Y aún pueden agradecer que ninguno de los dos pilotos hayan sido sancionados para la próxima carrera, porque si no iban a ir de mal en peor. En consideración de la Dirección de Carrera la responsabilidad fue compartida, un lance de carrera (aunque esta cuestión daría para otro largo debate, ya que a otros pilotos se les sancionó por mucho menos en la misma carrera).
¿Qué falló? Es difícil entender que en el equipo de la bebida energética permitieran que ocurriera eso. Como hemos explicado en párrafos anteriores, se veía venir que la disputa entre los dos compañeros no iba a acabar bien, ya que la agresividad en la forma de defenderse de los adelantamientos por parte de Verstappen hacía presagiar lo peor. ¿Quién tuvo la culpa? Si miramos únicamente el adelantamiento desencadenante del accidente, en mi opinión, la culpa es clara de Verstappen, que cambió de trayectoria dos veces para defenderse del australiano, y éste con DRS y a 340 km/h lo tenía complicado para poder esquivarle. Pero la culpa no recae sólo en el piloto holandés, para mí entender. El equipo debería haber lanzado un mensaje de calma hacia sus dos pilotos, ya que lo que no se pueden permitir es acabar con un 0 y con una disputa interna. Hay que poner la mirada en el mundial de constructores y dejando escapar puntos de esta forma, se pone difícil.
Pero, ¿cómo van a hacer eso con su piloto mimado? Ricciardo el año que viene puede estar fuera de Red Bull, ya que finaliza contrato, en cambio Verstappen es el “futuro” de la escudería. Está claro que es el protegido de Red Bull. Supongo que recordaréis que por menos de lo ocurrido en Bakú, Daniil Kvyat se vio relegado a Toro Rosso (hecho que le hizo caer en barrena).
En Red Bull no es la primera vez que tienen dos gallos en su gallinero (o en su caso, dos toros en un corral). ¿Quién olvida el Multi 21 de Vettel y Webber? Esa batalla la ganó claramente el alemán, ya que el equipo viró hacia su lado. Y en esta batalla quien tiene las de perder sigue siendo australiano.
Red Bull tiene un problema entre manos si no empieza a calmar al desatado Verstappen que tienen en su box. Su juventud, para mí, no es excusa para la actitud que está teniendo esta temporada, hay pilotos en el mundial igual de jóvenes que él y tienen los pies en el suelo. Es inconcebible luchar de esa forma contra su propio compañero de equipo, también hay que mirar por la escudería y el mundial de constructores. El automovilismo es un deporte de equipo aunque de cara al público parezca un deporte individual, y eso parece que a Verstappen se le ha olvidado.