El negocio está por encima del deporte en el automovilismo
Si bien esto no es nuevo, así lo reconocían Ricardo Juncos y Raimon Duran en el Podcast de Motorlat del 6 de abril. ¿Es este el mayor problema que afronta el automovilismo? ¿Cómo se soluciona?
Creo que cualquier persona cercana al automovilismo podría aseverar lo que afirmamos en el título de este artículo. Se ve, se palpa, se siente. ¿Se terminó el romanticismo entre los fans y el deporte? ¿El dinero desplazó a los factores que enamoraban a los fans? ¿Cuál es la solución? Nadie puede negar que el automovilismo cambió, y es para siempre. ¿Se podrá volver al ruido de los motores, a la “avivada” de los ingenieros encontrando una ventaja clara en el reglamento, a las incorporaciones tecnológicas con aplicación en la industria, a la destreza y bravía de los pilotos? Es decir, todo aquello que “enamora” a un purista de las cuatro ruedas hoy es muy difícil de encontrar. El automovilismo hace rato que no es el mismo. Los fans tampoco, ojo.
El desarrollo y progreso no es barato y este es tal vez el primer punto sobre el cual hay que parar cualquier análisis sobre el tema. El automovilismo evolucionó al ritmo del mundo, de la industria y de la gente. La dificultad o el mayor desafío tal vez hubiese sido detener esto y no la implementación de los avances, como por ejemplo se hizo con la suspensión activa, una obra maestra de la ingeniería, pero que asistía tremendamente al piloto y esto amenazaba la calidad del deporte. IndyCar supo lidiar mejor con esto, aunque para lograrlo haya tenido que estandarizar los coches, lo cual es impensado para una categoría como F1.
Una frase de Ricardo se puede aplicar en este contexto, “¿Cómo hago yo para mantener la misma estructura y bajar el precio porque al final va todo por números?”. Esto, llevado al mundo de dueños de equipo a pensar los mismos como empresas donde el producto es un coche de carreras. Sin embargo, hay algo que Flavio Briattore dijo en el Podcast de la F1 “Beyond the Grid” que describe la puja o el dilema que encuentran hoy los que hacen automovilismo, “el producto de un equipo no solo es un auto de carreras, sino que el auto más rápido”. Esto tiene varias connotaciones o interpretaciones. Está claro que pensamientos de esta talla es lo que llevó al desarrollo de la industria. El querer ganar disparó, y lo sigue haciendo aun, una carrera de desarrollo que cada vez parece estar más cerca de converger en un punto y que, para algunos, va en demerito del deporte. Sin embargo, cuando parece que no hay más límite para la imaginación, siempre algo aparece, como ejemplo el sistema DAS. Imaginemos que la FIA lo declara legal, todos los equipos lo van a querer usar y así se dispara una carrera de desarrollo con sus respectivos costos.
Por otro lado, Raimon aseguraba “esta es la parte fundamental de la problemática actual”. Él se a que esto no es nuevo, que viene de la época de reinado de Bernie, y que se exponía al 100% cuando tipos como Eddie Jordan decían que no tenían un equipo de F1, sino una empresa de marketing. El automovilismo necesita dinero, y mucho, para mantenerse y hasta ser rentables económicamente. Ahora, ¿qué sucede cuando ese dinero es usado con el único objetivo de generar más dinero y no se vuelca o invierte en el deporte? Lo que explicábamos en el párrafo anterior habla de esto mismo, de invertir para ganar carreras que harán a su vez ganar más dinero, pero como esto es más complicado y largo placista, los equipos se centran solamente en lo segundo. Es decir, como generar dinero para solventar los gastos, recuperar la inversión y tener ganancias. ¿Se pueden hacer las dos cosas? Seguramente.
Al menos en F1, los equipos son máquinas al servicio del marketing. Después de todo, tanto Red Bull, como Haas, Mercedes, Renault y hasta McLaren y Ferrari destinan un presupuesto a la publicidad de sus productos con repercusión mundial inmediata. ¿Qué fue de la vida de los garajistas? Miremos a Williams…
https://www.motorlat.com/notas/f1/15185/williams-intenta-sobrevivir-con-su-refinanciacion
Volver a las raíces parece utópico y no está claro si es la solución al problema. Las nuevas generaciones no quieren ruido, no quieren coches. Habrá que volver a enamorarlos. Los dueños y manager de equipos tienen una colosal tarea por delante, recuperar la esencia, entender de qué se trata este deporte y por sobre todas las cosas, que es lo que los fans quieren.
Para finalizar, les dejamos esta frase de Ricardo que pinta por lo que pasa un team manager “si me guio solo por la pasión, me voy terminar fundiendo, lamentablement tiene que estar la parte del negocio y económica al lado y tratar de llevar las dos en paralelo. Dejar la pasión de lado te convierte en un Racing Business y yo creo que soy un Racing Team mezclando las dos cosas, tratando de hacer bien tanto la parte del negocio como la deportiva”