Si bien el australiano se había encargado de desdibujar el supuesto progreso de Renault en Bakú tras chocar en reversa a Daniil Kvyat en plena carrera luego de que ambos salieran de pista y que le costara tres puestos de penalización en la largada de este fin de semana, y a pesar de que las cosas en el GP de España no venían andando bien hasta el momento de la clasificación a juzgar por la performance de ambos pilotos en las prácticas libres, Ricciardo de las arregló para entrar en Q3. Él ya había declarado que ese era su objetivo y cumplió.

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También fue el que dijo que el auto tenía ritmo más allá de que no se notara en los tiempos de vuelta, y también cumplió. Fue P10, y largará P13 mañana por esos 3 puestos de penalización, pero al menos en esta carrera Daniel tiene otro “approach”, la sonrisa del paddock ha vuelto.

Un poco de alivio para los galos no viene mal. Es hora de que el piloto mejor pago del equipo empiece a devolver con creces la confianza depositada en él. Es importante que lo Azerbaiyán haya quedado atrás. Borrón y cuenta nueva. Es evidente que el Renault está muy lejos se ser el auto que prometió ser, y que, a pesar de las mejoras aerodinámicas, hasta el momento, la performance no aparece. Entonces, el que debe aparecer es el piloto, llevando el bólido lo más alto en que se puedo en la tabla de posiciones. Daniel ya había instado a su equipo a pensar cuando declaraba que debían volver unos pasos para evaluar porque las evoluciones no se transformaban en performance, en rendimiento. Tal vez Daniel esté dando ese paso de ser el piloto líder no solo en el payroll, sino también en la pista. La carrera es el mañana.

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