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El DAS de Mercedes. Uno vale más por lo que calla…

Mercedes no nos ha explicado todo sobre el DAS. Aquí desgranamos las ventajas de su novedoso sistema en curvas.

( palabras)
El DAS de Mercedes. Uno vale más por lo que calla…
Fuente imagen: Fran Rodríguez

Desde aquellas imágenes en pretemporada en las que veíamos a Lewis Hamilton moviendo el volante de su W11 adelante y atrás, el DAS (Dual Axis Steering) no ha dejado de estar en boca de todos. Mercedes fue inteligente, no lo negó y dio una breve explicación del sistema, su funcionamiento, y ventajas que obtenían de él. A muchos les convenció esa supuesta mejora de velocidad en recta, y una mejor gestión de las temperaturas de los neumáticos, con la mera variación del ángulo de divergencia. El equipo de la estrella explicó que era útil en las rectas, pero no dio detalles sobre su utilidad en curvas, limitándose a decir que la dirección actuaba tal y como lo hace una dirección convencional.
Pero… ¿Alguien se ha parado a comprobar si ese sistema, mejora tanto la velocidad en recta y la gestión como para valer la pena la introducción de un complejo (y más pesado) sistema de dirección? Quien tenga un simulador de coches, puede hacer la prueba fácilmente modificando la convergencia de las ruedas delanteras y comparando velocidades punta. La diferencia es marginal. Por lo que muchos se han preguntado sobre la utilidad de ese sistema DAS en curvas, entre ellos Giorgio Piola en Motorsport.com, quien asegura que bajo el sistema DAS se esconde una utilidad que mejora el comportamiento TAMBIÉN en curva.


Recopilando, el sistema DAS se compone de dos parejas de cremallera y piñón, una pareja para cada rueda. Por lo que cada rueda tiene su propio sistema de dirección que permite una gran variedad de ajustes, tanto en recta como en curva, como veremos.
En recta, lo que nos interesa es minimizar el rozamiento de las ruedas para así poder conseguir la mayor velocidad posible. Pero en curva entra en juego un nuevo parámetro con el que parece ser que Mercedes está jugando, la geometría de Ackermann, que controla la diferencia entre el ángulo de giro de la rueda interior respecto al de la exterior. La rueda interior describe una circunferencia de radio menor que la exterior, por lo que cuando se gira la dirección la rueda interior gira más que la exterior. Así las dos ruedas describen dos circunferencias concéntricas y no hay rozamientos más allá del de la resistencia a la rodadura del propio neumático. Todos los coches de calle tienen en cuenta la geometría de Akermann en el diseño de su dirección, por lo que es algo de sobra conocido en el mundo de la competición, incluso en el karting.


En coches de competición toman importancia ciertos fenómenos, que no son tan importantes en los coches de calle, como es el caso de la deriva del neumático. La deriva del neumático es la variación de la trayectoria del vehículo como consecuencia de la deformación del propio neumático cuando éste se somete a un esfuerzo lateral. En resumidas cuentas, para tomar una curva de cierto radio, las ruedas tienen que girar “un poco más” de lo que nos parecería natural. Por este motivo, si el vehículo tuviera un sistema de dirección que tuviera un ángulo Ackermann tal que la dirección de las dos ruedas fuera 100% tangente a las circunferencias que describen, se produciría un problema, que causaría un subviraje y exceso de desgaste y temperaturas en los neumáticos. La rueda exterior de la curva, soporta una mayor parte del peso del coche que la interior, por lo que tendría más agarre lateral, y por ende, un mayor ángulo de deriva del neumático, lo que recordemos, implica que haya que girar más el volante. Pero, ¿qué pasa con la rueda interior? Pues que al soportar mucha menos parte de peso del coche, el esfuerzo lateral que puede soportar es mucho menor que la exterior, por lo que la deriva también sería menor, y como ya estamos girando el volante más de lo que sería natural para aprovechar al 100% el agarre de la rueda exterior, se podría incluso dar el caso de que la rueda interior perdiera agarre y deslizara sobre el asfalto con cierto ángulo, desgastando el neumático sin aprovechar el 100% de agarre que podría generar y provocando una pérdida de velocidad indeseada.


Para evitar ese problema, los coches de competición llevan una geometría de dirección paralela, en la que las dos ruedas giran exactamente el mismo ángulo, o “antiAckermann”, es decir, la rueda exterior gira más que la interior, para de esta forma compensar la diferencia de ángulos de deriva de cada rueda, y que así, las dos puedan dar el 100% de su agarre. Es importante mencionar que en los Fórmula 1, los ángulos de deriva son bastante importantes, ya que hablamos de coches que exponen a los neumáticos a grandes esfuerzos laterales. Los neumáticos tienen un perfil muy alto, y se hacen trabajar a presiones mucho más bajas que las de un coche de calle, por lo que esas diferencias de derivas son incluso mayores.


¿Cómo juega Mercedes con la geometría Ackermann? Con la posibilidad de modificar la geometría Ackermann, se abren un sinfín de posibilidades de reglajes, que encima se pueden modificar en marcha. Esos reglajes podrían mejorar el paso por curva al ayudar a aprovechar el 100% de agarre que pueden dar los dos neumáticos al unísono, mejorar (mucho más que usando el DAS en recta) la gestión de neumáticos, e incluso, ya aventurándonos, poder modificar el equilibrio del coche pudiendo “ajustar” en marcha el comportamiento del eje delantero.
Para sacarle el 100% de provecho al sistema, ese ajuste de los parámetros de la dirección debería ser progresivo, que permitiera que el piloto accionase el sistema, en diferentes puntos concretos dependiendo de cada zona o curva del circuito, tal y como se hace con el repartidor de frenada, pero hasta el momento, sólo hemos visto que el volante se mueve adelante y atrás, a modo de ON-OFF. ¿Tendrá reglajes intermedios? ¿Sabemos al 100% qué esconde el sistema?
Lo que queda claro, es que Mercedes va por delante de todos en todos los aspectos, nos cuenta lo que quiere que sepamos, para que nos quedemos tranquilos en nuestra ignorancia, pensando que comprendemos todos los aspectos del sistema, sin imaginarnos, lo que realmente hay detrás. No me queda más que felicitar al equipo técnico de Mercedes por el desarrollo del sistema y a los que han pensado la estrategia de comunicación ante las preguntas sobre él. Y es que “uno vale más por lo que calla que por lo que habla”.

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