El DAS de Mercedes. Uno vale más por lo que calla…
Mercedes no nos ha explicado todo sobre el DAS. Aquí desgranamos las ventajas de su novedoso sistema en curvas.
As talking points go, this was quite a big one...#F1Testing pic.twitter.com/SNLY4oJqSp
— Formula 1 (@F1) February 20, 2020
Recopilando, el sistema DAS se compone de dos parejas de cremallera y piñón, una pareja para cada rueda. Por lo que cada rueda tiene su propio sistema de dirección que permite una gran variedad de ajustes, tanto en recta como en curva, como veremos.
En coches de competición toman importancia ciertos fenómenos, que no son tan importantes en los coches de calle, como es el caso de la deriva del neumático. La deriva del neumático es la variación de la trayectoria del vehículo como consecuencia de la deformación del propio neumático cuando éste se somete a un esfuerzo lateral. En resumidas cuentas, para tomar una curva de cierto radio, las ruedas tienen que girar “un poco más” de lo que nos parecería natural. Por este motivo, si el vehículo tuviera un sistema de dirección que tuviera un ángulo Ackermann tal que la dirección de las dos ruedas fuera 100% tangente a las circunferencias que describen, se produciría un problema, que causaría un subviraje y exceso de desgaste y temperaturas en los neumáticos. La rueda exterior de la curva, soporta una mayor parte del peso del coche que la interior, por lo que tendría más agarre lateral, y por ende, un mayor ángulo de deriva del neumático, lo que recordemos, implica que haya que girar más el volante. Pero, ¿qué pasa con la rueda interior? Pues que al soportar mucha menos parte de peso del coche, el esfuerzo lateral que puede soportar es mucho menor que la exterior, por lo que la deriva también sería menor, y como ya estamos girando el volante más de lo que sería natural para aprovechar al 100% el agarre de la rueda exterior, se podría incluso dar el caso de que la rueda interior perdiera agarre y deslizara sobre el asfalto con cierto ángulo, desgastando el neumático sin aprovechar el 100% de agarre que podría generar y provocando una pérdida de velocidad indeseada.
Para evitar ese problema, los coches de competición llevan una geometría de dirección paralela, en la que las dos ruedas giran exactamente el mismo ángulo, o “antiAckermann”, es decir, la rueda exterior gira más que la interior, para de esta forma compensar la diferencia de ángulos de deriva de cada rueda, y que así, las dos puedan dar el 100% de su agarre. Es importante mencionar que en los Fórmula 1, los ángulos de deriva son bastante importantes, ya que hablamos de coches que exponen a los neumáticos a grandes esfuerzos laterales. Los neumáticos tienen un perfil muy alto, y se hacen trabajar a presiones mucho más bajas que las de un coche de calle, por lo que esas diferencias de derivas son incluso mayores.
¿Cómo juega Mercedes con la geometría Ackermann? Con la posibilidad de modificar la geometría Ackermann, se abren un sinfín de posibilidades de reglajes, que encima se pueden modificar en marcha. Esos reglajes podrían mejorar el paso por curva al ayudar a aprovechar el 100% de agarre que pueden dar los dos neumáticos al unísono, mejorar (mucho más que usando el DAS en recta) la gestión de neumáticos, e incluso, ya aventurándonos, poder modificar el equilibrio del coche pudiendo “ajustar” en marcha el comportamiento del eje delantero.