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Los tiempos cambian y la Fórmula 1 empieza a adaptarse a ellos

Las nuevas tecnologías y las redes sociales inundan el mundo. La Fórmula 1 por fin se sube al carro, y ha encontrado a los personajes perfectos para hacerlo

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Los tiempos cambian y la Fórmula 1 empieza a adaptarse a ellos
Fuente imagen: Google Imágenes

El mundo cambia. La era digital, la época de las redes sociales ha transformado por completo nuestra forma de vivir, de comunicarnos, de informarnos y de transmitir nuestras vivencias. Todo lo que antaño nos emocionaba ha vivido el dilema de renovarse o morir, y como por desgracia la Fórmula 1 nos ha acostumbrado últimamente, ha llegado tarde a todos estos cambios.

Sin embargo, desde la entrada de Liberty Media se ha podido apreciar un cambio considerable en cuanto a aperturismo digital, a libertad para compartir contenido propio y a utilización de nuevas tecnologías como medio de promoción o de visualización. La acertada visión de los americanos daba a entender que un deporte tan importante y que tanto presume de ser la vanguardia tecnológica no podía quedarse atrás y debía renovarse, buscando un nuevo enfoque, una nueva manera de hacer llegar esta competición a todos los públicos, especialmente al público joven que tanto habían perdido en los últimos años.

Hoy en día, una foto o “story” en Instagram, un comentario en Twitter o una publicación en Facebook son mejores medios de comunicación que un clásico artículo o directamente una publicación en un periódico. El público actual necesita de información y entretenimiento inmediato. La incursión de la categoría reina en las redes sociales ha sido vital para lograr esta conversión.

Los pilotos también se han convertido en pieza fundamental de este cambio. La nueva generación está compuesta por jóvenes millenials, con mucho talento tras el volante y con una gran capacidad para conectar con sus aficionados a través de las redes sociales como simples “influencers”. Porque aquí es donde reside la diferencia. El público y especialmente el nuevo público joven está interesado en la competición en sí, pero es en las situaciones de la vida cotidiana donde está su mayor interés. Perder en parte ese estatus elitista y disfrutar de sus ídolos tal cual son, no como simples deportistas a merced de la imagen de sus equipos. Gente normal haciendo locuras o gastando bromas a sus compañeros. El caso de McLaren es el más apropiado como ejemplo.

El equipo inglés puede presumir de contar en sus filas con una pareja de pilotos que, además de haber culminado un año magnífico, han conseguido entablar una amistad que trasciende más allá de los circuitos o del otro lado del box. Carlos Sainz y Lando Norris, dos auténticas promesas que forman una de las alineaciones más compenetradas que se han visto en muchos años en el Gran Circo.  Ambos son muy activos en redes sociales. Comparten contenido que gusta mucho a sus aficionados, tanto deportivo como de su vida diaria, y cualquier foto o video, ya sea en solitario o haciendo locuras como buenos amigos que son, siempre es bienvenido y aplaudido por el público. Esta dupla sabe aprovecharla muy bien McLaren para demostrar el buen ánimo que recorre el equipo, la unión de todos sus miembros y para presumir de mejora y de buenos resultados, lo que directamente atrae nuevos patrocinadores y nuevo capital al equipo. Otro ejemplo claro es Lewis Hamilton. El seis veces campeón del mundo goza de gran libertad para disfrutar de todas sus aficiones y excentricidades de la forma que le plazca. Es habitual verle en las redes sociales esquiando o de fiesta en alguna isla caribeña, o incluso paseando a su perro por el paddock con total naturalidad. El británico probablemente fuera el primero en ver que la Fórmula 1 puede ser un mundo muy cerrado y a la vez abrirlo a los fans por otros medios para que se sintieran más partícipes de todo lo que la rodea.

Por supuesto esta nueva posición tiene sus detractores. Siguen existiendo a día de hoy pilotos a los que no le interesa hacer de su vida personal un escaparate, por lo general los más veteranos y con familia, como el caso de Sebastian Vettel. El alemán se mostró muy reacio a estar tan presente en las redes sociales, alegando que la mayoría de lo que se comparte en estos medios no es real y no hay ninguna manera de controlarlo. Hay que el piloto de Ferrari siempre ha mantenido muy al margen su vida privada, hasta el punto de que el nombre de su tercer hijo nacido en noviembre no se ha hecho público aún.

Las nuevas generaciones buscan luz y nuevas experiencias en mundo que ha sido tradicionalmente muy cerrado. La categoría reina ha dado un giro tardío pero inesperadamente acertado en la buena dirección, y está en manos de sus propios protagonistas continuar esa tendencia o estancarse en el pasado.

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